Antes que nada, esto fue lo que sonó:
Esta mañana he comprado un pájaro como se compra una fruta un ramo de flores. Dicen que Hokusai compraba pájaros para liberarlos. También Leonardo pero midiéndoles el impulso y el rumbo. Posiblemente en la infancia he pintado pájaros pero jamás les he hallado relación exacta con los aviones. Estoy tentado a liberar este pájaro a devolverle su derecho a morir sobre el viento. Me van a pedir razones. Sentiré la obligación de hablar acerca de la libertad pero mi familia que es muy lógica dirá que afuera solo con el viento a ver qué hago. —José Watanabe, "Acerca de la libertad".
El libro de esta semana siguió siendo El corazón es un cazador solitario, de Carson McCullers. Pero no solo ese. También el cuento extenso, la noveleta, esa obra maestra: “La balada del café triste”.
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Sobre su primera novela, en un prólogo McCullers detalló los cinco temas que ella identificaba como los principales y presentes. Aquí va la cita extensa con cursivas añadidas por mí:
The broad principal theme of this book is indicated in the first dozen pages. This is the theme of man’s revolt against his own inner isolation and his urge to express himself as fully as is possible. Surrounding this general idea there are several counter themes and some of these may be stated briefly as follows: (1) There is a deep need in man to express himself by creating some unifying principle or God. A personal God created by a man is a reflection of himself and in substance this God is most often inferior to his creator. (2) In a disorganized society these individual Gods or principles are likely to be chimerical and fantastic. (3) Each man must express himself in his own way—but this is often denied to him by a wasteful, short-sighted society. (4) Human beings are innately cooperative, but an unnatural social tradition makes them behave in ways that are not in accord with their deepest nature. (5) Some men are heroes by nature in that they will give all that is in them without regard to the effort or to the personal returns.
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Ella, en una autobiografía no terminada, titulada Illuminations and Night Glare, que le dictó a la gente que tenía cerca: enfermeras, estudiantes, cuidadoras, secretarias, y que fue lo último en lo que estuvo trabajando antes de morir en 1967, escribe sobre la última apoplejía que sufrió en 1947:
…alone in the house, this final stroke happened. I was just going to the bathroom when I fell on the floor. At first it seemed to me that the left side of my body was dead. I could feel the skin clammy and cold with my right hand. I screamed, but no one answered, no one was there. I lay on the floor, helpless, from about eight in the evening all through the night until dawn, when finally my screams were heard.
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“La balada del café triste” apareció publicado en un libro de 1951. Pero antes, por primera vez se publicó en una revista, Harper’s Bazaar en 1943. [Qué nostalgia las revistas que publicaban textos largos; aunque quizá si se siguieran publicando me daría pereza leerla y estaría en la misma pila de las revistas que tienen textos tengo la firme intención de leer nomás tenga un ratito]. McCullers la escribió en Georgia, en un verano, en casa de sus padres. Recuerda que hacía tanto calor que el sudor goteaba sobre la máquina de escribir. Luego:
When I finished the story I jerked it out of the typewriter and handed it to my parents. I walked for several miles while they read, and when I’d come back I could see from their faces that they’d liked it. It was always my father’s favorite work.
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Ese cuento maravilloso tiene este pasaje tremendo:
En primer lugar, el amor es una experiencia común a dos personas. Pero el hecho de ser una experiencia común no quiere decir que sea una experiencia similar para las dos partes afectadas. Hay el amante y hay el amado, y cada uno de ellos proviene de regiones distintas. Con mucha frecuencia, el amado no es más que un estímulo para el amor acumulado durante años en el corazón del amante. No hay amante que no se dé cuenta de esto, con mayor o menor claridad; en el fondo, sabe que su amor es un amor solitario. Conoce entonces una soledad nueva y extraña, y este conocimiento le hace sufrir. No le queda más que una salida, alojar su amor en su corazón del mejor modo posible; tiene que crearse un nuevo mundo interior, un mundo intenso, extraño y suficiente.
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En aquella autobiografía inconclusa también cuenta que unos meses después de escribir “La balada…”, la casa en la que la escribió, la casa de sus padres, se incendió. Ella leía en su cama –a Dostoievski–, escuchó crujidos, vio humo y huyó mientras caían brasas de madera encendida. Nadie supo quién o cómo empezó el incendio, aunque sospechaba que Lucille, la mujer que trabajaba en su casa quizá puso basura en la estufa antes de irse a su casa.
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W. H. Auden en un ensayo dedicado a la vida y la obra de Kierkegaard, escribió sobre la disposición al sufrimiento del danés: “Like Pascal, whom in more ways than one he resembles, or like Richard III, whom he frequently thought of, he was fated to be an exception and a sufferer, whatever he did.” Algo así podría decirse de McCullers: estaba destinada a ser una excepción y una sufriente.
Además, leímos un texto breve de Annie Dillard. “Una escritora en el mundo”, se llama. Así comienza:
Aparece en el libro La abundancia, publicado por Malpaso. Y en The Writing Life en el original en inglés.
Presentamos una entrega más de ¡Qué rico el haiku-ku!, un resumen de lo acontecido durante los pasados seis días enunciado siguiendo las restricciones —o las libertades, según se vea— formales de pocas sílabas y pocas líneas.
Habría querido responder
que los mediocres somos quienes mejor
conocemos la paz. Pero callé.
Arriesgue el propio, con confianza.
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Una nueva entrega del ÍndiceTSH, un homenaje-plagio del famoso índice de la revista Harper’s: datos duros para preguntas urgentes.
El 22% de ustedes1 al autoevaluarse como conductor@s de auto, se consideran excelentes, nivel piloto de fórmula 1.
El 44% de ustedes al autoevaluarse como conductor@s de auto, se consideran buenos, ni muy muy, ni tan tan.
El 12% de ustedes al autoevaluarse como conductor@s de auto, consideran que lo hacen mal.
El 22% de ustedes dicen que no manejan.
Una nueva entrega de la columna, ¿Suerte?, una oferta de elementos que para los próximos seis días podrían estar acompañados de fortuna en los juegos de azar:
El sonido de la semana: el sonido del masticar de unas palomitas que sabe no están del todo frescas.
El olor de la semana: el olor al abrir los frascos de pastillas multivitamínicas.
Insulto de la semana: Ganforro
El ser vivo de la semana: Cerianthus filiformis
La tonalidad ascendente: Negro de humo
La tonalidad descendente: Espliego
Una nueva entrega del Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana. Se trata de un formato simplificado, de seis signos agrupados según cada dos meses calendario ahora, como servicio a la comunidad, aquí la frase que según los arcanos de este Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana, influirá o calificará lo que resta de su semana:
Araña que habla [Enero - Febrero]
La familia como institución se basa en la desigualdad. Su función es perpetuar formas específicas de la propiedad privada y el linaje.
Kraken miniatura [Marzo - Abril]
Su afición al lenguaje de los planetas continua tan viva como entonces.
Gato bicéfalo [Mayo - Junio]
El hecho de que varones y mujeres realicen distintos tipos de trabajo, tanto en el seno de la familia como fuera de ella, tiene poco que ver con la biología.
Esporas Interminables [Julio - Agosto]
Nos hablan y no los entendemos. Nos lloran y no los compadecemos. Vomitan sus anatemas y no consiguen ultrajarnos.
Moscardón [Septiembre - Octubre]
Embrujo, nostalgia y una red helada de flores vivas. En esta red se nos queda prendida el alma, enganchada en la dulzura oscurecida, desazonada por la magia del mantra.
Caldo primigenio [Noviembre - Diciembre]
Esto irá quedando más claro a medida que avancemos.
Para esta edición del Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana, se consultaron a dos arcanos: Nivedita Menon y Roberto Artl.
La muestra poblacional es caprichosa –limitada por el magro alcance de mis propias redes sociales– y el margen de error es, como dirían los escolásticos, una cuestión de fe.
Gracias por todo lo que compartes!