Antes que nada, esto fue lo que sonó:
Quédate allí estática con tu minifalda del año 1968. El patio era frondoso entonces. Hoy en cambio comenzamos otra década y ya hace mucho que pasó el año 1968 y esa especie de victoria que se te veía en los ojos. ¿Ves al lado a un costado del marco esas bellas enredaderas? Esas eran las enredaderas que se extendían en el reino a lo largo de todos los jardines. Hoy en cambio el polvo cubrió las hojas aunque esto parezca un lugar común …y este hombre que te acompañaba el que está al lado de la ventana ¿lo vez? ¿puedes verlo? Ese hombre también se ha ido dejándonos el diafragma lleno de rabia Hoy comenzamos otra década han pasado muchos años desde 1968 y tienes los ojos más tristes la minifalda pasó de moda este daguerrotipo se ha puesto sepia y mágicamente al igual como apareció la imagen se ha ido borrando el tiempo hasta obturar el paso de la luz. —Bárbara Délano, “Fotografía III”
El libro de esta semana fue Vida de Barbara Loden, de Nathalie Léger.
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Miradas y miradas. Miradas en una cámara. Miradas desde la escritura, es decir puntos de vista. La mirada de una mujer, por ejemplo Barbara Loden. Y no solo, porque está la mirada refractada, multiplicada. Está La mirada de una mujer que se mira a sí misma. Es decir, Barbara Loden mirándose a sí misma interpretar un personaje, Wanda. Luego está, si se quiere, el referente lejano, Alma Malone, aquella mujer que inspiró a Loden, para escribir y hacer Wanda. Y aún más, y este es el giro definitivo: el de la mujer que descubre este complejo de miradas: Nathalie Léger.
Y, por último; en el último lugar que se vuelve el primero, la mirada que lee.
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Esto escribe Eula Biss, en un ensayo/reseña del tríptico –que no implica una cronología rigurosa para su lectura–, que incluye a Vida de Barbara Loden.
There are limits to recognition [...] These limits are, in some ways, as much a part of Léger’s project as recognition itself. She repeatedly circles back to the distance between herself and her subject, to all that she does not know about the other woman. “You have no experience of your subject,” her mother warns her. “You didn’t live it, so it’s just a fiction.” Léger does not deny this, but her performance of recognition suggests that a shared experience is not what draws her to the other woman.
Si no es la experiencia compartida, la identificación “idéntica”, por decirlo de alguna manera: ¿qué tipo de reconocimiento es el que está siendo puesto en práctica y analizado en este libro, en esta obra?
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Todo esto lo leí en el periódico. Lo leí como si estuviera al lado de Barbara cuando abrió el diario aquel 27 de marzo de 1960.
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Léger consigna lo que Marguerite Duras opinó sobre Wanda. Se lo dijo en una conversación a Elia Kazan, ex pareja de Barbara Loden. Cuando se lo dice, Loden ya había fallecido.
Wanda es una película sobre alguien. ¿Alguna vez ha hecho usted una película sobre alguien? Con ese alguien me refiero a alguien a quien haya singularizado, a quien haya considerado en sí mismo, a quien haya desgajado del contexto social en el que se encuentra. Yo creo que siempre queda algo en ese alguien, en cualquiera de nosotros, que la sociedad no puede penetrar, algo inviolable, hermético y decisivo.
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I like the idea of the writer as recidivist: they constantly return to the same cramped territory; they knead together a few ideas, not many; brood over them; turn them over in the dark; and something takes shape, little by little. It took three books for me to finish saying more or less what I needed to say about the suffering of a woman who had been humiliated, about the rage of a couple tearing each other apart, about the powerlessness of women, their waywardness and their courage.
Esto dijo Léger en una entrevista con su traductora al inglés sobre el tríptico.
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Aquí, Eula Biss y Nathalie Léger conversan por medio de una traductora. Y dicen cosas muy chingonas.
También leímos un texto de la canadiense Margaret Atwood, “Nueve comienzos”, incluido en la gran reunión de prosas críticas y ensayos Blancos móviles, que publicó Elefanta editorial.
Presentamos una entrega más de ¡Qué rico el haiku-ku!, un resumen de lo acontecido durante los pasados seis días enunciado siguiendo las restricciones —o las libertades, según se vea— formales de pocas sílabas y pocas líneas.
De pronto la edad
Se empeña en tocar el timbre a deshoras.El frío no es mental.
Arriesgue el propio, con confianza.
Una nueva entrega del ÍndiceTSH, un homenaje-plagio del famoso Harper’s Index: datos duros para preguntas urgentes.
El 40%1 de ustedes dicen que no saben chiflar
El 19% de ustedes dicen que saben chiflar resonante y poderosamente.
El 33% de ustedes dicen que se lavan los dientes tres veces al día.
El 56% de ustedes dicen que se lavan los dientes una o dos veces al día.
El 9% de ustedes dicen que se lavan los dientes más de tres veces al día.
El 22% de ustedes dicen que no son buenos con la planeación de sus finanzas personales; que lo dejan más bien a la buena de algún dios o diosa.
El 14% de ustedes dicen que son excelentes para la planeación de sus finanzas personales.
Una entrega más de la sección Un lugar, una postal auditiva de un lugar significativo.
Esta ocasión, la postal la manda Ricardo López Si
Los libros de las próximas semanas, son:
Viaje sentimental, de Viktor Shklovsky (25 de enero y 1 de febrero).
Memorias de una osa polar, de Yoko Tawada (8 y 15 de febrero).
Una nueva entrega de la columna, ¿Suerte?, una oferta de elementos que para los próximos seis días podrían estar acompañados de fortuna en los juegos de azar:
Los cuatro números de esta semana son: 2 - 10 - 21 - 27
El sonido de la semana: el sonido de unos adolescentes a la distancia que pueden estar peleando o riendo.
El ser vivo de la semana: Lymantria dispar
La tonalidad ascendente: Azul aciano
La tonalidad descendente: Geranio
Una nueva entrega de la columna de opinión semanal: “Por eso, pero ¿cómo?”, la serie de consejos no solicitados para problemas cotidianos.
Por eso, pero ¿cómo decidir si la prenda aguanta otra puesta o ya está sucia?
Levante la prenda en cuestión y acérquela a la nariz.
Inhale con fuerza y sin temor.
Espere.
Permítame contarle el funcionamiento del sentido del olfato.
Al entrar con fuerza y sin temor, el aire inhalado activa una serie de palancas diminutas escondidas entre los pelos del interior de la nariz.
Si se activan suficientes palancas, se abre una compuerta que lleva directo a una buhardilla dieciochesca con tres escritorios.
Frente a los escritorios se encuentran tres personículas, conocidas como peritos olfativos. Son distintas, particulares a cada nariz, pero salvo en casos de enfermedad, siempre hay tres en la buhardilla.
Inundada la buhardilla dieciochesca con el aire inhalado con fuerza y sin temor, las tres personículas frente a los escritorios ubican en un codex heredado la tonalidad precisa del aire que las circunda.
El codex es un compendio de experiencias propias y heredadas por la vía de la genética y de la ley testamentaria. Ahí se ubican descripciones, bocetos y apuntes que detallan todo tipo de aires distintos.
El codex es un documento vivo, se pierden o se dañan hojas por el uso, se incluyen otras.
El codex es personalísimo y corresponde a cada uno de las tres personículas.
La ráfaga inhalada activa una campana y es justo cuando se apagan las reverberaciones del tintineo que las tres personículas tienen que gritar la descripción del capítulo elegido en su codex.
Si coinciden por unanimidad mandan el mensaje en un cilindro de cristal por un pequeño tubo hidráulico al centro de la buhardilla, parecido a una coladera, escrito a mano alzada y con letra cursiva.
Si coinciden por mayoría simple hacen lo mismo que en el punto f.
Si hay discrepancias, discutirán a gritos, con insultos personales, ataques ad hominem, intensos chantajes emocionales y promesas burdas de sobornos, hasta llegar a un consenso.
El mensaje dentro del cilindro es recibido en la central hidropropelente del cerebro y se le entrega al pequeño bulbo olfativo.
El bulbo olfativo es un animal de patas cortas e inservibles, mandíbula fortísima con dos hileras de dientes y una propensión a excretar como producto de la digestión de ciertos tipos de papel, neurotransmisores.
Los neurotransmisores inundan las sinapsis neuronales… pero bueno, esto ya lo sabe usted desde segundo grado de secundaria.
Exhale.
Ya lo sabe.
Una nueva entrega del Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana. Se trata de un formato simplificado, de seis signos agrupados según cada dos meses calendario ahora, como servicio a la comunidad, aquí la frase que según los arcanos de este Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana, influirá o calificará lo que resta de su semana:
Araña que habla [Enero - Febrero]
Pero, ¿nunca está bien lo que se ha escrito de primera mano?
Kraken miniatura [Marzo - Abril]
Se intenta ser más clara. Más profunda. O más elocuente. O más excéntrica. Se intentar ser veraz con un mundo.
Gato bicéfalo [Mayo - Junio]
¿Es este el libro que estoy escribiendo? ¿Esto es todo?
Esporas Interminables [Julio - Agosto]
La verdad es que no se enfadaba.
Moscardón [Septiembre - Octubre]
Lo cierto es que lo he olvidado todo, lo he olvidado todo, lo he olvidado todo.
Caldo primigenio [Noviembre - Diciembre]
Se dejó llevar por ese silencio desesperado y triste que llena a nuestros conciudadanos cuando tienen la sensación repentina de que han hablado demasiado y que están invadiendo en exceso el mundo con sus propios problemas
Para esta edición del Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana, se consultaron a dos arcanos: Susan Sontag y Orhan Pamuk
La muestra poblacional es caprichosa –limitada por el magro alcance de mis propias redes sociales– y el margen de error es, como dirían los escolásticos, una cuestión de fe.
Gracias Pablo!, disculpa mi atención dispersa, pero ¿ya has contado cómo eliges la foto que pones debajo del poema inicial del boletín? La de esta semana tiene algo, que no sé como explicarlo, obviamente no es familiar porque nunca he estado ahí, pero se siente entrañable.