TSH 16.08.23
Antes que nada, esto fue lo que sonó:
Día tras día voy envejeciendo, la primavera vuelve año tras año. Disfrutemos juntos este vino añejo ¿a qué lamentar el vuelo de las flores? –Wang Wei, “Al despedir la primavera”
El libro de esta semana y de la semana anterior, y quizá de la semana que viene, es Fat City, de Leonard Gardner.
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Esta semana hubo programa especial: estuvo de visita Rodrigo Márquez Tizano. El cotorreo fue amplio y las digresiones muchas. Entre otras cosas, hablamos de la llegada de Javier Milei y sus huestes libertarias/fascistas al panorama político internacional (en Argentina lo habrán visto venir desde hace mucho tiempo más); de las bibliotecas como la verdadera ancla que nos une a algún lugar, del home improvement, y un poquito de la novela de Leonard Gardner.
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A propósito del libro de la semana, dejo solo estas dos cosas.
En 1972, John Huston dirigió la adaptación al cine de la novela. Gardner aparece con el crédito de co-escritor y cuenta que la colaboración con el director fue provechosa y tersa. Se entendieron.
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En estas conexiones peculiares –de esas de las que se podría hacer una telaraña de psicópata en una pared–, resulta que Leonard Gardner está vinculado con la serie favorita, Deadwood. En algún momento, le cayó chambita como escritor para televisión, según él, sin haber nunca tenido televisión. La chamba era para el programa NYPD Blue. Y así lo cuenta:
The guy who hired me was David Milch. He was what they call the showrunner—the producer who was responsible for getting all these episodes made. He had been an English professor at Yale before he got hired for this show. Milch, it had turned out, taught Fat City in his English course. So that’s how I got the call.
David Milch, hay que decirlo, es otro de esos autores sin el suficiente aplauso. Aquí anda cotorreando con Keith Carradine sobre el uso del lenguaje en Deadwood y en el viejo oeste.
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Una nueva entrega del ÍndiceTSH, un homenaje-plagio del famoso índice de la revista Harper’s: datos duros para preguntas urgentes.
El 9% de ustedes1 dicen que los alienígenas, cuando nos los topemos, serán violentos y conquistadores.
El 7% de ustedes dicen que los alienígenas, cuando nos los topemos, serán pacíficos y cooperativos.
El 59% de ustedes dicen que los alienígenas ni nos topan.
El 24% de ustedes dicen que los alienígenas ya están aquí entre nosotros.
Una nueva entrega de la columna, ¿Suerte?, una oferta de elementos que para los próximos seis días podrían estar acompañados de fortuna en los juegos de azar:
El sonido de la semana: el sonido de un gimnasio concurrido en horario pico.
El olor de la semana: el olor que queda en el pelo después de un asado.
Insulto de la semana: Mindundi
El ser vivo de la semana: Cyanocorax caeruleus
La tonalidad ascendente: Zinc
La tonalidad descendente: Gules
Una nueva entrega del Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana. Se trata de un formato simplificado, de seis signos agrupados según cada dos meses calendario ahora, como servicio a la comunidad, aquí la frase que según los arcanos de este Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana, influirá o calificará lo que resta de su semana:
El sonoro traqueteo de la máquina de escribir portátil volvió a llenar mis noches de fin de semana.
Me sentí como si me estuvieran introduciendo en la más secreta de las sociedades.
Empecé a aprender cómo tumbarme de espaldas y disfrutar del calor, cómo no luchar contra él, cómo abrir mis poros y dejar que entrara el calor y saliera el sudor.
Estas hambres caminan en nuestra sangre y nos dotaron de una curiosidad infinita por cuanto se come.
Y nos dirán: y porqué no a pensar, a filosofar, a estudiar? Todo eso lo hacemos y lo hicimos. Pero lo callamos.
Busquemos la mesa donde aprenda a comer el mundo. Donde aprenda a comer, a beber, a cantar! La mesa feliz.
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Para esta edición del Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana, se consultaron a dos arcanos: Audre Lorde y Pablo Neruda.
La muestra poblacional es caprichosa –limitada por el magro alcance de mis propias redes sociales– y el margen de error es, como dirían los escolásticos, una cuestión de fe