Antes que nada, esto fue lo que sonó:
El sueño penetra la piel de nuestros desinflados cuerpos nos colma hasta el borde cual saquitos de arena para las inundaciones. Aun así bajamos bebemos el aire con nuestro tejido muscular como solamente saben las ballenas, errando por la habitación oscura los mastodontes fijamos la mirada hacia arriba, al techo de agua que refleja lúcido y desganado nuestra consciencia despierta. Las líneas de las sábanas dibujan mapas en este cuerpo entumecido una y otra vez tenemos que apretarlo para darle movimiento forcejear para librarnos de los pálidos tentáculos de una bestia sin nombre. –Charlotte Van der Broeck, “Avistamiento de ballenas”
El programa de esta semana fue un experimento. Una antología de textos propios y ajenos.
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Uno de ellos, tomó como punto de partida una frase de Stephen King en su libro Dance Macabre:
Las melodías del relato de horror son simples y repetitivas, y se trata de las melodías del desestablecimiento y la desintegración… pero hay una paradoja en la liberación ritual de estas emociones que parecen regresar las cosas a un estado más estable y constructivo.
Con el desestablecimiento, King se refiere a esos momentos en los que percibimos que las cosas conocidas se deshacen, que descolocan. Ese momento súbito en el que la cotidianidad manifiesta una extrañeza. El instante en el que nos damos cuenta que lo que creíamos era solo eso, una ilusión de nuestras certeza y que hay algo más en el fondo del pasillo, que ese ruido no es el casual golpe de una rama movida por el viento, sino más bien, otra cosa oscura y siniestra que está agazapada ahí, en la zona más fría de la casa.
Con desintegración, refiere al efecto del desestablecimiento, uno de tantos efectos es que nos hace sentir nuestra soledad en pleno: nos revela qué tan solos estamos; nos aleja de la multitud que nos cobija, nos plantea como individuos indefensos ante una realidad que se nos está rebelando, en todos sentidos, revelando y rebelando.
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De ahí, hablamos de las frases subrayadas, y de las halladas en la calle. De eso que escuchamos y se queda ahí, durante un momento como algo crucial, hasta que al instante siguiente desaparece.
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Salvador Elizondo escribió en su ensayo “Teoría del infierno” una sentencia que abre la posibilidad a una gran cantidad de fantasías. Dijo:
El mundo, todo, sería un infierno al que hemos ido a parar eternamente por una equivocación o por un azar.
¿Y si sí? La posibilidad cabe.
¿Y si esta realidad que se comba, que constantemente nos recuerda que es extraña y es rebelde, fuera ese infierno azaroso y equivocado? ¿Si este no es, como quería el filósofo, el mejor de los mundos posibles sino al contrario, este fuera el infierno más equivocado, el más azaroso de todos los posibles?
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Una historia es el campo de energía producido en el alma de uno de nosotros por la vibración inesperada de una tesela del mundo.
Esto escribió Alessandro Baricco en El arte de la narración.
Lo que llamamos personaje es el efecto de una acción conceptualmente sucesiva: los humanos, para leer mejor esas corrientes, les dan una forma antropomórfica. Los personajes, los caracteres, los héroes, siempre son la traducción antropomórfica de una energía, de una corriente, de una sección del campo magnético
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Otro, un cuento de Amparo Dávila. Se titula “Alta cocina”.
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Una nueva entrega del ÍndiceTSH, un homenaje-plagio del famoso índice de la revista Harper’s: datos duros para preguntas urgentes.
El 14% de ustedes1 dicen que les encanta hablar en público, ni lo preparan porque pueden improvisar.
El 56% de ustedes dicen que aunque se sienten nervios, se animan a hablar en público.
El 23% de ustedes dicen que odian y evitan a toda costa hablar en público.
El 28% de ustedes dicen que hace menos de tres meses se hicieron un chequeo médico
El 33% de ustedes dicen que hace menos de un año se hicieron un chequeo médico.
El 27% de ustedes dicen que hace como cinco años que se hicieron su último chequeo médico.
El 12% de ustedes dicen que nunc se han hecho un chequeo médico.
Una nueva entrega de la columna, ¿Suerte?, una oferta de elementos que para los próximos seis días podrían estar acompañados de fortuna en los juegos de azar:
El sonido de la semana: el sonido de una voz atribulada por la costumbre del tabaquismo persistente.
El olor de la semana: el olor que queda en un papel después de haber borrado varias líneas de lápiz.
Insulto de la semana: Ochaviquero
El ser vivo de la semana: Kinixys homeana
La tonalidad ascendente: Azul glauco
La tonalidad descendente: Carmín de alizarina
Una nueva entrega del Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana. Se trata de un formato simplificado, de seis signos agrupados según cada dos meses calendario ahora, como servicio a la comunidad, aquí la frase que según los arcanos de este Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana, influirá o calificará lo que resta de su semana:
Quien controla la definición de la mente controla la definición de la humanidad misma, y de la cultura y la historia.
¿Quién puede juzgar acerca de la legitimidad del deseo?
El no lugar absoluto sería un espacio sin reglas ni obligación colectiva de ninguna especie: un espacio sin alteridad, un espacio de soledad infinita.
Estoy ansiosa por recibir la primera señal de la realidad de esta transformación.
¿Qué somos «nosotros» si tenemos que ser sobornados y seducidos por sensaciones ilusorias que llamamos amor o coraje o benevolencia?
El lenguaje corriente reserva algunas sorpresas.
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Para esta edición del Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana, se consultaron a dos arcanos: Marilynne Robinson y Marc Augé.
La muestra poblacional es caprichosa –limitada por el magro alcance de mis propias redes sociales– y el margen de error es, como dirían los escolásticos, una cuestión de fe
Salud!