Antes que nada, esto fue lo que sonó:
¡Todo era amor… amor! No había nada más que amor. En todas partes se encontraba amor. No se podía hablar más que de amor. Amor pasado por agua, a la vainilla, amor al portador, amor a plazos. Amor analizable, analizado. Amor ultramarino. Amor ecuestre. Amor de cartón piedra, amor con leche… lleno de prevenciones, de preventivos; lleno de cortocircuitos, de cortapisas. Amor con una gran M, con una M mayúscula, chorreado de merengue, cubierto de flores blancas… Amor espermatozoico, esperantista. Amor desinfectado, amor untuoso… Amor con sus accesorios, con sus repuestos; con sus faltas de puntualidad, de ortografía; con sus interrupciones cardíacas y telefónicas. Amor que incendia el corazón de los orangutanes, de los bomberos. Amor que exalta el canto de las ranas bajo las ramas, que arranca los botones de los botines, que se alimenta de encelo y de ensalada. Amor impostergable y amor impuesto. Amor incandescente y amor incauto. Amor indeformable. Amor desnudo. Amor-amor que es, simplemente, amor. Amor y amor… ¡y nada más que amor! –Oliverio Girondo, “¡Todo era amor!”
El programa de esta semana fue sobre objetos. En particular sobre una específica acumulación de objetos. Esos objetos que al acumularse transcurren o existen en uno de dos conjuntos semánticos de membranas muy porosas: la colección o el desmadre.
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Tiliche: Pertenencia personal, de poco valor a causa del uso o del maltrato. Baratija, cachivache, bujería. Bujería. Mercadería de estaño, hierro, vidrio, etc., de poco valor y precio. Trique. Trastos, trebejos. Trique. Utensilio o mueble de poca importancia o fuera de uso. Trebejo. Instrumento. Diversión, entretenimiento. Chanza. Juguete.
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En su “Elogio del desorden”, el artículo de Rob Walker para el New York Times, escribe:
En resumen: lo que a menudo despachamos como “trastos” —todas esas cosas innecesarias, a menudo excéntricas, que un tercero mandaría a la basura— en realidad pueden ser buenos para nosotros.
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El imperativo por despejar las superficies, por limpiar el desmadrito, por alejar de nuestro entorno lo que hay de abigarrado y de superfluo tiene una dimensión insoportable. Sin duda la acumulación puede ser perversa; pero la limpieza, el de-clutter, la exigencia de que solo lo que “da gozo” inmediato y persistente, gozo instrumental, parece llevar a la desmemoria, la borradura de lo simbólico, de lo evocativo, y a alejarnos de lo que nos ayuda a pensarnos desde lo concreto o lo presente.
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Un psicólogo, Mihaly Csikszentmihalyi y un sociólogo Eugene Rochberg-Halton publicaron en 1981 The Meaning of Things. Y ahí distinguen entre dos tipos de materialismos. El “materialismo terminal”, que piensa a las posesiones en términos simplemente de su propia posesión. Y el “materialismo instrumental”, que piensa las posesiones como medios para hacer algo más. Problemático, entonces, pensar en las colecciones bajo los términos propuestos por C&R-H. ¿Una colección pertenece al materialismo terminal porque la posesión, la colección como tenencia es el propósito? ¿O más bien, al materialismo instrumental, porque la colección en sí no es el final, sino una cuestión de búsqueda, el testimonio de una ausencia o de un proceso por completar; se trata del registro de una vocación mayor?
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We find it familiar to consider objects as useful or aesthetic, as necessities or vain indulgences. We are on less familiar ground when we consider objects as companions to our emotional lives or as provocations to thought. The notion of evocative objects brings together these two less familiar ideas, underscoring the inseparability of thought and feeling in our relationship to things. We think with the objects we love; we love the objects we think with.
Esto escribe Sherry Turkle en su libro Evocative Objects: things we think with
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Y todavía falta clavarse en el aspecto político de los objetos acumulados, de ese material y sus condiciones de producción, apropiación, difusión y desaparición.
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El camino hacia los objetos es un camino tan fascinante como hipnótico. Porque pensados con detenimiento –ese proceso mental que hace para nuestras certezas lo que el chasquido de Thanos–, se van disolviendo. Eso que es concreto , presente, revela que también es efímero y hasta inaprensible: “un atado de cualidades”.
También hablamos de animales. Entre otros, de Zafara, la primera jirafa en llegar a Francia.
Los dos libros que leeremos este mes son:
Vida de Barbara Loden, de Nathalie Léger (11 y 18 de enero)
Viaje sentimental, de Viktor Shklovsky (25 de enero y 1 de febrero).
Presentamos una entrega más de ¡Qué rico el haiku-ku!, un resumen de lo acontecido durante los pasados seis días enunciado siguiendo las restricciones —o las libertades, según se vea— formales de pocas sílabas y pocas líneas.
Los seis días más misteriosos del año
Perplejos, hipnotizados por las promesas:
¿qué diablos pasa entre 26 y 1?
Arriesgue el propio, con confianza.
Una nueva entrega del ÍndiceTSH, un homenaje-plagio del famoso Harper’s Index: datos duros para preguntas urgentes.
El 46% de ustedes1 dicen que no se plantean resoluciones ni metas para el nuevo año.
El 16% de ustedes dicen que claro, que sí se las plantean, las apuntan y las monitorean.
El 38% de ustedes dicen que sí, se plantean metas, pero las olvidan rápido.
El 25% de ustedes dicen que obviamente son acumuladorxs.
El 10% de ustedes dicen que no, que se apegan al minimalismo
El 15% de ustedes dicen que no es acumulación lo que hacen, es coleccionismo.
El 50% de ustedes dicen que no acumulan ni mucho ni muy poco.
Una nueva entrega de la columna, ¿Suerte?, una oferta de elementos que para los próximos seis días podrían estar acompañados de fortuna en los juegos de azar:
Los cuatro números de esta semana son: 6 - 17 - 22 - 49
El sonido de la semana: el sonido de una alarma de teléfono que no se sabe bien a bien dónde está.
El ser vivo de la semana: Melicertus kerathurus
La tonalidad ascendente: Blanco návajo
La tonalidad descendente: Amarillo selectivo
Una nueva entrega de la columna de opinión semanal: “Por eso, pero ¿cómo?”, la serie de consejos no solicitados para problemas cotidianos.
Por eso, pero ¿cómo encontrar la tapa del Tupper?
Primero que nada vocalice con el tono más ancestral del que sea capaz las siguientes sílabas que forman el nombre propiciatorio para todo lo geométrico y espacial: ¡EU! ¡CLI! ¡DÉS!
Invocado el nombre propiciatorio, las condiciones están dadas para distinguir entre rectángulos aparentemente idénticos, entre cuadrados que difieren milimétricamente por una rebaba de plástico.
Meta la cabeza completa en el espacio donde almacena los envases; la cercanía en este caso es virtud.
Desde esa distancia, estará usted en un bosque de plásticos optimizados para el uso en microondas. Inhale profundamente. Sienta cómo el aroma de los abetos y los oyameles le purifica los pensamientos y le refresca los pulmones.
Cuide los movimientos de sus manos. Recuerde que son hachas que amenazan la verticalidad de la fronda de recipientes y el tiempo que les tomó irse apilando hasta formar este follaje.
Sabrá usted qué busca por la figura del recipiente que espera su cubierta. Resista el llamado de las figuras falsas. Escuche el sonido del viento agitar los receptáculos.
Si puede, cierre los ojos. Si no puede, observe un punto con fijeza hasta que la realidad comience a torcer el brazo y acceda a ese lugar de sabiduría y silencio.
Escuche el susurro del plástico.
Inhale. Exhale. Abetos. Oyameles.
Abra los ojos. Esa es la tapa.
Una nueva entrega del Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana. Se trata de un formato simplificado, de seis signos agrupados según cada dos meses calendario ahora, como servicio a la comunidad, aquí la frase que según los arcanos de este Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana, influirá o calificará lo que resta de su semana:
Araña que habla [Enero - Febrero]
La práctica es sustituida por el pseudoconocimiento de una mirada irresponsable; el movimiento del concepto que es una tarea y una obra, por la diversión de una contemplación superficial, despreocupada y satisfecha.
Kraken miniatura [Marzo - Abril]
La experiencia interior es la respuesta que le espera al hombre cuando este ha decidido no ser más que pregunta.
Gato bicéfalo [Mayo - Junio]
Es el tormento de un deseo que solo se conoce en la ausencia y al que la presencia nada puede aportar.
Esporas Interminables [Julio - Agosto]
Nada en su porte ni en su actitud hablaba de su estado, salvo, quizá, su pelo, que aparecía en desorden.
Moscardón [Septiembre - Octubre]
Tal orden era casi como ella lo deseaba, casi, en el espacio y en el tiempo. Se respetaban las horas. Igual que la colocación de todas las cosas.
Caldo primigenio [Noviembre - Diciembre]
Una casualidad insignificante, y que quizá ni siquiera hubiera podido mencionar, determinaba sus rodeos.
Para esta edición del Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana, se consultaron a dos arcanos: Maurice Blanchot y Marguerite Duras.
La muestra poblacional es caprichosa –limitada por el magro alcance de mis propias redes sociales– y el margen de error es, como dirían los escolásticos, una cuestión de fe.
Gracias Pablo!, esta cuestión del materialismo y la colección como conceptos me ha causado tantas horas de pensamiento desde mis juventudes. Ahora he regresado a la colección bestial y lo veo como ahorrarme la cuota del psicólogo invertida en libros. Saludos!