TSH 25.08.21
Esto fue lo que sonó en el programa.
Con su correspondiente canción extra.
Cuando el viejo reloj
que despertaba a los muertos
con su fuerte tictac por fin quedó en silencio,
la eternidad se aposentó.
Un espejo miraba hacia la puerta
con los ojos de un perro
que suplica que lo saquen
a dar un largo paseo.
–Charles Simic, “Estate quieto”
Xitlalitl Rodríguez Mendoza, además de haber escrito el libro de ensayos sobre el que hablamos en el programa, Poesía y desempleo, escribe poesía. Jaws [Tiburón] ganó un premio, el Premio Nacional de Poesía Ignacio Manuel Altamirano en 2015. En 2009, Catnip, del que se puede leer un poco aquí. Pero consíganlos y léanlos todos que están muy chingones.
Atahualpa Espinosa, como cuenta en la entrevista en el programa, trabaja en el Centro de Cultura Digital, es narrador y estudió psicología. Este largo poema suyo salió publicado hace muy poquito en el excelente Periódico de Poesía, de la UNAM.
En el libro, pero creo que no en el audio de la entrevista porque el tiempo apremió y se quedó fuera, se habla mucho de Charles Simic, el poeta que nació en Belgrado, esa ciudad que dejó de ser capital de Yugoslavia para volverse la de la República de Serbia. Y aquí está una entrevista que le hizo Xitlalitl en Tierra Adentro.
Una nueva entrega de la columna de opinión semanal: “Por eso, pero ¿cómo?”, la serie de consejos no solicitados para problemas cotidianos.
Por eso, pero ¿y cómo monetizar y dejar de preocuparse por el dinero?
Hay que blanquearse los dientes.
Sí, le digo que hay que blanquearse la dentadura. No, no se fije en el precio, ese es el modo de pensar de los colonizados por el sentimiento anticapitalista: recuerde que todo acto es también una inversión. Blanquearse los dientes, le digo. Apúntelo.
Los dientes son la cortina de la ventana del alma, y uno ve primero la cortina que lo que está detrás de la ventana. No lo olvide. Y no, no duele. Blanquearse los dientes por medio de métodos químicos es un procedimiento relativamente indoloro, salvo que usted no tome los recaudos necesarios o se desvíe de las precisas instrucciones que amablemente le serán ofrecidas al final de la primera sesión.
¿Cómo que no tiene tiempo? Entonces, puntualmente me está diciendo que no tiene tiempo para la abundancia.
Las sesiones duran solamente 45 minutos, usted permanece en el lugar 15 minutos después para atajar cualquier efecto secundario y vuelve a la semana siguiente, así por cinco semanas.
¿Efectos secundarios? No, no dije efectos secundarios. Por qué habría de decir semejante cosa si blanquearse los dientes no tiene efectos secundarios, cuando mucho tiene contratiempos.
No, no voy a releer nada para corroborar si dije una palabra u otra. Porque sé qué dije. Y dije inconvenientes. Y si tanto es el problema, los detallo aquí, con todo gusto, así de seguro estoy que blanquearse los dientes apenas tiene contrariedades.
Ya las dije.
Sí, sí las dije.
Bueno, si no quiere blanquearse los dientes, pues siga pidiendo prestado. Ahora que para vivir con holgura puede acercarse a alguna casa de empeño para que le cuiden el valor de sus propiedades y de sus posesiones, y no creerá que conozco una, aquí a dos cuadras.
El meme es inenarrable. Contar un meme tal vez es peor que contar un chiste. ¿O quizá no? Además del ensayo re bueno sobre la ortografía, el lenguaje en general y el meme en Poesía y desempleo, empecé este libro –que sigue a la mitad– que publicaron los combativos de Capitan Swing. Memes |Inteligencia idiota, política rara y folclore digital. Por si gustan echarle un ojillo (y si lo acaban, me dicen qué tal).
¿Tiene comentarios, peticiones, recomendaciones? Aquí a sus órdenes.