Antes que nada, esto fue lo que sonó:
Soy como aquel que vive en el desierto, del mundo y de sus cosas olvidado, y a descuido veis donde le ha llegado un gran amigo, al cual tuvo por muerto. Teme luego de un caso tan incierto; pero, después que bien se ha segurado, comienza a holgar pensando en lo pasado, con nuevos sentimientos muy despierto. Mas cuando ya este amigo se le parte al cual partirse presto le conviene, la soledad empieza a selle nueva; con las hiervas del monte no se aviene, para el yermo le falta todo el arte, y tiembla cada vez que entra en su cueva. —Juan Boscán, "Soneto LXXIV"
El libro de esta semana en el Club de lectura que no es un club de lectura es Archivo agonía, de Marina Azahua.
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En una de las cartas, R. escribe al posible editor:
Pienso aquí en las muchas palabras que existen en ciertos idiomas para el acto de mirar, por ejemplo, en inglés: gaze, stare, look, pry, observe, see, watch. En español tenemos tan pocos: ver, mirar, observar. Así es, pues, de variable la amplitud del vocabulario alrededor de las acciones del ojo. Incluso hemos olvidado que también miramos el mundo a través del resto de nuestro cuerpo y que lo que vemos nos atraviesa.
Y eso de alguna manera tiene algo de eco en la filosofía del francés Maurice Merleau-Ponty. En su Fenomenología de la percepción, desafía la manera tradicional en la que se ha concebido al cuerpo y a la conciencia:
La tradición cartesiana nos ha habituado a desprendernos del objeto: la actitud reflexiva purifica simultáneamente la noción común del cuerpo y la del alma, definiendo el cuerpo como una suma de partes sin interior, y el alma como un ser totalmente presente a sí mismo sin distancia. Estas definiciones correlativas establecen la claridad en nosotros y fuera de nosotros: transparencia de un objeto sin recovecos, transparencia de un sujeto que no es más que aquello que piensa ser. El objeto es objeto de cabo a cabo y la consciencia es, de cabo a cabo, consciencia. Hay dos sentidos, y solamente dos, del vocablo existir: se existe como cosa o se existe como consciencia. La experiencia del propio cuerpo nos revela, por el contrario, un modo de existencia más ambiguo.
Las negritas son subrayado mío, y es que sí, hay tantas instancias en las que esta existencia ambigua, contraria a la división tajante y cartesiana, nos embarga y nos confunde.
El cuerpo no es, pues, un objeto. Por la misma razón, la consciencia que del mismo tengo no es un pensamiento, eso es, no puedo descomponerlo y recomponerlo para formarme al respecto una idea clara. Su unidad es siempre implícita y confusa.
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Uno de los grandes temas del libro es la permanencia. Porque qué es un archivo sino uno de los muchos intentos por levantar una muralla y defender la fragilidad de nuestros rastros del inevitable sitio abrumador del tiempo. Y esto me recordó el soneto de Quevedo de versos endecasílabos que dan testimonio del asombro ante la ruina de la mítica ciudad romana.
Buscas en Roma a Roma, ¡oh peregrino!, y en Roma misma a Roma no la hallas: cadáver son las que ostentó murallas, y, tumba de si proprio, el Aventino. Yace, donde reinaba, el palatino; y, limadas del tiempo las medallas, más se muestran destrozo a las batallas de las edades que blasón latino. Sólo el Tibre quedó, cuya corriente, si la ciudad regó ya sepoltura la llora con funesto son doliente. ¡Oh, Roma! En tu grandeza, en tu hermosura, huyó lo que era firme, y solamente lo fugitivo permanece y dura.
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Tres frases que, leídas en sucesión, parecen coincidir en algo sobre el arte, sobre la literatura y sobre una cierta manera de leer y de apreciar las cosas. La primera, viene de un sociólogo, Herbert Marcuse; aparece en su obra más conocida, El hombre unidimensional. Y antes que prologarla, mejor leerla primero:
Las verdaderas obras literarias de vanguardia comunican la ruptura con la comunicación.
Recuerda y prefigura, antecede y es deudora de la máxima de uno de esos demonios tutelares de una vanguardia latinoamericana, Héctor Libertella:
Transmitir sin comunicar.
Y de alguna manera me parece que eso tiene algo que ver con otro hallazgo dentro de los ensayos del crítico húngaro Georg Lukacs. En su ensayo titulado “El alma y las formas”, escrito en forma de carta a su amigo Leo Popper, dice esto:
En la ciencia obran sobre nosotros los contenidos, en el arte las formas; la ciencia nos ofrece hechos y sus conexiones; el arte almas y destinos.
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En 1799, un huérfano de Londres, Robert Blincoe, viaja en una carreta hacia una fábrica de telas de algodón en Nottinghamshire. Él y otro grupo de niños y niñas habían sido seleccionados para ser aprendices en aquel sitio; una de las primeras fábricas mecanizadas de la incipiente revolución industrial. El trato era sencillo: a cambio de una serie de promesas desorbitadas --roast beef y pays de ciruelas de comida, ropas finas y relojes, la oportunidad de salir de su condición de pobreza--, serían contratados como trabajadores sin salario hasta que cumplieran 21 años. Catorce años de esta esclavitud obrera para Blincoe, que poco después de llegar se enteró de las condiciones paupérrimas en las que trabajaban los niños que ya trabajaban abasteciendo a “la máquina” con el algodón que incesantemente requería.
También leímos una carta de Rosario Castellanos. Una de las famosas cartas que le envió a Ricardo Guerra. En específico la carta fechada el 28 de julio de 1950. Así comienza:
Esta forma parte de ese libro espectacular llamado Cartas a Ricardo. La edición fue realizada por la UNAM, en su colección Vindictas.
Continuamos con una nueva serie en audio. Se llama “Un olor”. Una postal auditiva que nos cuenta sobre cualquier olor. El favorito o el despreciado. Explicado o mencionado. Un olor. En esta ocasión, la postal la envía Olallo Rubio:
Una nueva entrega del ÍndiceTSH, un homenaje-plagio del famoso índice de la revista Harper’s: datos duros para preguntas urgentes.
El 37% de ustedes dicen que en días de descanso, se despiertan entre las 6 y las 8am.
El 8% de ustedes dicen que en días de descanso, se despiertan antes de las 6am.
El 44% de ustedes dicen que en días de descanso, se despiertan entre las 8 y las 10am.
El 11% de ustedes dicen que en días de descanso, se despiertan después de las 10am.
Una nueva entrega del Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana. Se trata de un formato simplificado, de seis signos agrupados según cada dos meses calendario ahora, como servicio a la comunidad, aquí la frase que según los arcanos de este Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana, influirá o calificará lo que resta de su semana:
Cuánta de esa alegre seguridad es el resultado de un cuerpo y una mente perfectamente entrenados y coordinados.
Algo se mueve entre ella y yo. El lugar y la mente se interpenetran hasta que la naturaleza de ambos se altera. No puedo decir lo que es este movimiento salvo relatándolo.
Así es como se captan cosas estáticas en el acto mismo de devenir. De un modo tan sencillo como cambiar la posición de la cabeza puede hacerse que aparezca un tipo de mundo distinto.
La libre elección de amos no suprime ni a los amos ni a los esclavos.
“Progreso” no es un término neutral; se mueve hacia fines específicos y estos fines son definidos por las posibilidades de mejorar la condición humana.
La “naturaleza de las cosas”, incluyendo la de la sociedad, fue definida para justificar la represión e incluso la supresión como perfectamente racionales.
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Para esta edición del Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana, se consultaron a dos arcanos: Nan Shepherd y Herbert Marcuse.