TSH 24.07.24
Antes que nada, esto fue lo que sonó:
Mi madre era granadero, un vaho indiferente, un palo ciego un compacto sin centro, sin tupido un basurero de harto que se hincha en bulto insoportable, y se revienta. En las noches de foco, de sombras bien portadas de siniestras, el reflejo pantalla: esquirlas de colores nos pintaban como si un hombre azul, niña amarilla o el verde en las paredes con su mano de muerto. El musgo nos husmeaba con sus dedos de tierra y hormigón, su verde hecho marciano que no llega, el vidrio gelatina más bello de este mundo, su verde transparencia, gomitas a lamer. Y al sur, al sur, la granadero, era lo que se asienta abajo y se queda en la jarra de tres días. Un hongo se fermenta. Somos nosotros, soy yo sin poder verme. El único espejo que conozco es el visor del casco de su equipo antimotín. —Carla Faesler, “Dron” [Fragmento]
El libro de esta semana es Hamnet, de Maggie O’Farrell.
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Los vacíos que dejan las personas que mueren antes que nosotros son insondables. Pasaremos lo que nos reste de tiempo contendiendo con esa ausencia. Hamnet, en muchos sentidos es una exploración no solo de la ausencia final, sino de la construcción de una presencia. Con una destreza narrativa singular, O’Farrell va acumulando emotividades y episodios que nos preparan para el momento anticipado: va dotando a ese vacío de los detalles, del detritus que eventualmente dejará. Que eventualmente dejaremos. “Basura conmemorativa”, la llama en un cuento Deborah Eisenberg. O puede ser “restos”, “pedacería”, “huellas”, qué se yo.
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La novela comienza con una escena angustiante: un niño que busca ayuda para su hermana y descubre que no hay nadie en casa. Hamnet, hijo del dramaturgo y de Anne, avanza vertiginoso por el hogar y fuera de él para hallar a algún adulto que los ayude. Y esto escribe la autora:
Toda vida tiene un núcleo, un eje, un epicentro del que todo sale y al que todo vuelve. Este momento será el de la madre ausente: el niño, nadieen casa ni en el corral, la voz en el vacío. Está ahí, en la parte de atrás de la casa, llamando a las personas que lo hanb alimentado, que lo han arropado, que lo han arrullado, que le han dado la mano en los primeros pasos, que le han enseñado a usar la cuchara, a soplar la sopa antes de comerla, a cruzar la calle con precuación, a no molestar a los perros cuando duermen, a enjuagar la taza antes de beber, a no acercarse al agua profunda.
Ella lo llevará en el corazón toda la vida.
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No hay sorpresa en la trama: la prueba documental de la vida del segundo hijo de Shakespeare y Anne Hathaway es la noticia de su defunción en el registro de la parroquia. Murió a los once años, de causas no descritas. Aquí un video muy breve en el que se ve ese apunte.
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En una entrevista con el periódico The Guardian, O’Farrell habla justo de la imagen que se ha instalado sobre Anne o Agnes Hathaway.
People think of Agnes as a cradle-snatching yokel who married a younger man but her family was wealthy, they had a successful sheep farm. I kept thinking: why would a 26-year-old woman, with a good dowry and a secure home want to marry this fellow? He had no trade and was only 18. There is no evidence he hated his wife or his domestic life.
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Ann o Anne o Agnes Hathaway es un enigma como tantos otros personajes históricos sobre los que los documentos y menciones escasean. Sin embargo, eso no ha impedido que se le haya integrado al estereotípico esquema de la “esposa de escritor”. Así lo describe Germaine Greer en uno de los mejores libros sobre el tema:
Si Homero, Esopo, Plauto, Terencio, Virgilio, Horacio y Juvenal tuvieron esposas, han sido obliteradas de la historia. Las esposas que sí se recuerdan son las vilipendiadas, como Jantipa, esposa de Sócrates, o Filis, esposa de Aristóteles. Hasta nuestros días, la historia se ha enfocado en el hombre de logros desmedidos; entre más logrado, más probable es que la mujer que durmió en su cama sea juzgada indigna de su compañía.
Y más adelante habla escribe esto:
Todas las biografías de Shakespeare son casas construidas de paja, pero hay paja de buena calidad y paja podrida, y algunas casas están mejor consturidas que otras. La evidencia que siempre se interpreta para agravio de Ann Hathaway es suceptible de otras interpretaciones más fructíferas, en especial en el contexto de los estudios historiográficos recientes.
El libro, Shakespeare’s Wife, es amplio y muy bien documentado. Tiene una mirada profunda, militante y muy minuciosa sobre el caso de esta mujer, y sobre otras. Es un estudio iluminador. Cuenta cosas como estas:
Durante el reinado de Isabel, si se comprobaba la existencia de una deuda ante una corte, y el deudor persistía en negarse a pagar, sus acreedores tenían el derecho de realizar un arresto sumario del deudor quien entonces languidecía en prisión hasta que hallaba quien pudiera pagar lo que debía o hasta fallecer, lo que sea que sucediera primero.
O esta:
Mary Shakespeare fue la persona que enseñó al inglés más elocuente que jamás haya vivdo el uso de su lengua nativa. Los primeros ritmos silábicos que Shakespeare escuchó los cantó ella.
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Contemplamos la faz de la naturaleza resplandeciente de alegría, vemos a menudo superabundancia de alimentos; pero no vemos, u olvidamos, que los pájaros que cantan ociosos a nuestro alrededor viven en su mayor parte de insectos o semillas y están así constantemente destruyendo vida; olvidamos con qué abundancia son destruídos estos cantores, sus huevos y sus polluelos por las aves y mamíferos rapaces; no siempre tenemos presente que, aun cuando el alimento puede ser en este momento muy sobrado, no ocurre esto así en todas las estaciones de cada uno de los años sucesivos.
Eso escribe Charles Darwin, en El origen de las especies.
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Aunque este espacio es reacio a la coyuntura, esto no es una carrera en pos de la novedad sino una manifestación de pena. El querido Jacobo Zanella me escribió para compartirme que Lewis Lapham, uno de los mejores editores, quizá el mejor editor de publicaciones periódicas desde la segunda mitad del siglo XX.
Aquí la nota necrológica que redactaron en la que fue su casa editorial, la revista Harper’s, a la que rescató de la desaparición, con la que tuvo diferencias y la que dirigió dos veces. Y aquí la del New York Times. En su último proyecto editorial, la inigualable revista, Lapham’s Quarterly, hasta el momento prometen que harán un homenaje.
Pero más allá de esos homenajes, muchas veces incompletos, o sesgados, o institucionales, mejor leerlo, leer su trabajo —en especial el que realizó en Lapham’s Quarterly y en las Harper’s de los ochentas y noventas—, escucharlo a él. Aquí está la entrevista que le hicieron en The Paris Review para la sección “The Art of Editing”. Y aquí una charla sobre su vida y obra.
Una nueva entrega del ÍndiceTSH, un homenaje-plagio del famoso índice de la revista Harper’s: datos duros para preguntas urgentes.
El 28% de ustedes dicen que son fatales para realizar más de una tarea a la vez. De una en una prefieren.
El 46% de ustedes dicen que cuando se trata de realizar más de una tarea, dos cosas al mismo tiempo sí las pueden hacer sin problema.
El 26% de ustedes dicen que cuando se trata de realizar más de una tarea se manejan excelente con tres o más cosas al mismo tiempo.
Una nueva entrega del Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana. Se trata de un formato simplificado, de seis signos agrupados según cada dos meses calendario ahora, como servicio a la comunidad, aquí la frase que según los arcanos de este Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana, influirá o calificará lo que resta de su semana:
Estas causas entran en juego sólo en cuanto colocan a los organismos en relaciones nuevas entre sí
Como el muérdago es diseminado por los pájaros, su existencia depende de ellos, y puede decirse metafóricamente que lucha con otras plantas frutales, tentando a los pájaros a tragar y diseminar de este modo sus semillas
Las estructuras rudimentarias, desde este punto de vista, son tan buenas, y aun quizá mejores, que otras partes de la organización.
La isla infinita permanece en nosotros como una tierra interminable y una historia inconclusa en la imaginación de los poetas, soñadores y visionarios de todos los tiempos.
Así encontramos tantas lecturas e interpretaciones como experiencias, sensibilidades y miradas.
¿Cómo podría sobrevivir un hombre solo en una isla desierta sin el tejido social que permite su supervivencia?
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Para esta edición del Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana, se consultaron a dos arcanos: Charles Darwin y Rosa Falcón.