Antes que nada esto fue lo que sonó:
Esta lista de canciones la propuso generosamente la invitada. Disfruten.
Cada uno está solo sobre el corazón de la tierra traspasado por un rayo de sol: Pronto la noche llega. —Salvatore Quasimodo, “Pronto la noche llega”
El programa fue especial porque tuvimos invitada. Carla Martínez, autora de grandes guiones para Convoy, estuvo platicando de libros y lecturas. Partimos de uno apocalíptico para terminar hablando de memorias y biografías de atletas y cantantes.
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“Nuclear war begins with a blip on a radar screen”. Así lo escribe Annie Jacobsen en su libro Nuclear War: A Scenario, el libro que publicó hace unos meses. Este repaso pormenorizado —producto de un importante número de entrevistas con personas expertas— de lo que sucedería en el desafortunado caso de un ataque con armas nucleares a Estados Unidos es por partes iguales fascinante y aterrador.
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En 1967, el momento más alto en la escalada armamentista, Estados Unidos tenía en su arsenal treinta y un mil doscientas cincuenta y cinco armas nucleares. Con esa potencia explosiva, efectivamente no habría futuro posible. Y según Jacobsen, en 1960 los jefes militares gabachos, con la suficiencia que se puede permitir quien tiene un chingo de armas bajo el colchón, discutieron un plan para una posible guerra nuclear en la que el saldo era 600 millones de personas muertas.
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En 1955, como parte de la Operación Teapot, una serie de 14 detonaciones en el desierto de Nevada, filmaron un video para demostrar la capacidad destructiva de estas armas.
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Humans created the nuclear weapon in the twentieth century to save the world from evil, and now, in the twenty-first century, the nuclear weapon is about to destroy the world. To burn it all down.
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En la época de los años treinta a los cincuenta se impuso un estilo de crianza frío. El doctor Spock, famoso pediatra, aconsejaba amamantar según un horario; Skinner entendió la infancia en clave de esquemas previos de refuerzo y castigo, de forma que, si se pretendía que un niño dejase de llorar, había que dejar de premiar el llanto tomándolo en brazos. Como bien escribió John Watson en sus guías para padres: «No los consienta. No les dé el beso de buenas noches; es preferible hacerles una leve inclinación y estrecharles la mano antes de apagar la luz».
Esto escribe Lauren Slater en su libro sobre la historia de algunos experimentos psicológicos (lo tradujeron con el pésimo título de Cuerdos entre los locos; el original es Opening Skinner’s Box).
Harry Harlow nació en 1905 y es conocido por sus experimentos psicológicos sobre el apego. Seguro ha escuchado hablar de ellos: el famoso experimiento de los monos de alambre. La biografía del investigador tiene lo suyo. Cuentan que era abrasivo, difícil de trato, misógino, y al mismo tiempo paciente y cuidados. Este psicólogo contradictorio investigó usando macacos de la India la importancia de la tersura, la suavidad en el apego y el amor. Estos pobres monitos, infantes apenas, tenían contacto con dos maniquíes distintos, uno hecho de felpa y otro abrasivo y brutal, hecho de alambre y filos. “Observaba los chillidos de los monos y pensaba en el amor. ¿Qué es el amor? Entonces lo vio. Como escribe Blum, su biógrafa, la mejor forma de entender el corazón es destrozarlo. Y así comenzó su carrera, bella y brutal”, escribe Slater.
Algunas personas han tildado de crueles los experimentos de Harlow –separar a la madre y al hijo, inventar una central lechera de metal, con pezones afilados, oír a los primates llorar de pena, verlos aferrados a un muñeco porque no tienen otra cosa–, y es posible que lo sean, sí. Pero lo que nos ha dado a cambio es poderoso y reafirmante: sabemos con seguridad que nuestras necesidades son complejas, que no consisten sólo en satisfacer el hambre, que buscamos el contacto por encima de todo, que nos importa un comino la belleza convencional y que la primera cara que veamos en nuestra vida siempre nos parecerá la más adorable… por mucho que nos alejemos.
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Esto escribe Annie Dillard en su ensayo “Ver”:
Allá donde uno mire, la oscuridad y la presencia de lo invisible son desoladoras. Según los cálculos más recientes, se estima que en cada metro cúbico de espacio intergaláctico baila únicamente un único átomo solitario. Parpadeo y entrecierro los ojos. ¿Qué planeta o fuerza saca al cometa Halley de su órbita? Aún no hemos visto esa fuerza; es una cuestión de distancia, densidad y palidez de la luz reflejada. Nos mecemos, acunados en la franja de oscuridad que nos envuelve.
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Una nueva entrega del ÍndiceTSH, un homenaje-plagio del famoso índice de la revista Harper’s: datos duros para preguntas urgentes.
El 10% de ustedes dicen que en una semana usaron un mismo par de tenis.
El 63% de ustedes dicen que en una semana usaron entre dos y cuatro pares de tenis distintos.
El 23% de ustedes dicen que en una semana usaron más de cuatro pares de tenis distintos.
El 4% de ustedes dicen que en una semana anduvieron descalzos.
Una nueva entrega de la columna, ¿Suerte?, una oferta de elementos que para los próximos seis días podrían estar acompañados de fortuna en los juegos de azar:
El dato inútil de la semana: En 1958, el premio Oscar a mejor película extranjera fue para Mon Uncle, de Jacques Tati.
El elemento meteorológico de la semana: Halny
Insulto de la semana: Codujo
El ser vivo de la semana: Chrysolina Americana
La tonalidad ascendente: Rosa shocking
La tonalidad descendente: Cardenillo
Una nueva entrega del Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana. Se trata de un formato simplificado, de seis signos agrupados según cada dos meses calendario ahora, como servicio a la comunidad, aquí la frase que según los arcanos de este Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana, influirá o calificará lo que resta de su semana:
En la vida hay cuatro Caminos que pueden recorrerse: el del guerrero, del campesino, del artesano y del mercader.
El agua sigue la forma de un recipiente cuadrado o redondo. Es una gota y también un océano.
El clima es impersonal, pero nosotros lo percibimos y lo explotamos como un fenómeno teatral.
Si se trata del vacío, ¿cómo distinguir aquello que no tiene principio ni tiene fin?
Nuestro mecanismo de supervivencia ordena el mundo siguiendo la secuencia causa-efecto-conclusión.
Nuestra afanosa búsqueda de superioridad no se apacigua con un triunfo momentáneo, pues sabemos que finalmente habremos de sucumbir.
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Para esta edición del Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana, se consultaron a dos arcanos: Miyamoto Musashi y David Mamet.
la mejor forma de entender el corazón es destrozarlo.
¿ Nuestra comprensión sería completamente distinta si la historia y la ética nos privase de estos experimentos ?
R E S P E C T , Profe !