TSH 14.02.24
Antes que nada, esto fue lo que sonó:
Amor desde la sombra desde el dolor amor te estoy llamando desde el pozo asfixiante del recuerdo sin nada que me sirva ni te espere. Te estoy llamando amor como al destino como al sueño a la paz te estoy llamando con la voz con el cuerpo con la vida con todo lo que tengo y que no tengo con desesperación con sed con llanto como si fueras aire y yo me ahogara como si fueras luz y me muriera. Desde una noche ciega desde el olvido desde horas cerradas en lo solo sin lágrimas ni amor te estoy llamando como a la muerte amor como a la muerte. —Idea Vilariño, “Te estoy llamando”
De la soledad multitudinaria a la soledad de la exclusión política: un librito que es también enciclopedico, La ciudad solitaria, de Olivia Laing.
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La fuente del estigma puede ser visible o invisible, pero una vez se identifica, sirve para desacreditar y desvalorar a la persona ante los ojos de los demás, revelándola no solo como diferente, sino también como inferior, para «transformarla […] de una persona completa y normal a un ser manchado y despreciado». El funcionamiento de este proceso se observa en el comportamiento excéntrico de Henry Darger, que lo llevó a ingresar en diversas instituciones mentales, o en el trato que recibió Valerie Solanas después de su paso por la cárcel; incluso en la exclusión de Warhol de las galerías, por demasiado amanerado, demasiado gay.
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Entre los solitarios retratados por Laing, está Henry Darger. Ese hombre del que se conoce poco y se supone mucho; que creó una obra copiosa y elusiva y a la cual se le ha colocado la etiqueta de “outsider art”. Citaré en extenso a Laing:
En 1932, Darger alquiló una habitación en la segunda planta de una casa de huéspedes, en el 851 de la calle Webster, en un barrio decadente de clase trabajadora. Vivió allí hasta 1972, cuando, demasiado enfermo para valerse por sí mismo, ingresó de mala gana en la misión católica de San Agustín, donde casualmente también había muerto su padre. Cuando dejó su habitación, el casero, Nathan Lerner, decidió limpiar la basura que Darger había acumulado durante cuarenta años. Alquiló un contenedor y le pidió a otro inquilino, David Berglund, que lo ayudara a sacar los montones de periódicos, zapatos viejos, gafas rotas y botellas vacías: todos los desechos coleccionados por un hombre que se había pasado la vida hurgando en la basura.
Y ahí se encuentran con
preciosas y desconcertantes acuarelas de niñas desnudas, con pene, que jugaban en paisajes de colinas ondulantes. Algunas describían cautivadoras imágenes propias de los cuentos de hadas, como nubes con caras y criaturas aladas que retozaban en el cielo. Otras eran coloridas descripciones de torturas en masa exquisitamente escenificadas, que concluían en delicados charcos de sangre roja. Berglund se las enseñó a Lerner, que era artista y supo reconocer su valor nada más verlas.
Pero, a pesar de su asombrosa productividad, parece ser que nunca habló de su trabajo y tampoco intentó exponerlo o promocionarlo. Se limitó a crearlo y guardarlo sucesivamente en tres habitaciones de la pequeña casa de huéspedes. No es de extrañar, así, que cuando Berglund fue a la misión de San Agustín para preguntar a Darger por el emocionante descubrimiento de la calle Webster, este se negara a hablar del caso, contestara con un enigmático “ya es demasiado tarde” y pidiera que lo destruyesen todo. Posteriormente se desdijo y autorizó a Lerner a custodiar y conservar su obra.
Otra de las frases que hay que cargar a la mano, útil para tantas ocasiones: “ya es demasiado tarde”.
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Aquí el documental sobre Darger.
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Un ensayo de Jay Caspian Kang, en New Yorker, sobre un programa de televisión como tantos otros, que al mismo tiempo es uno de los mejores programas de televisión de esa semi realidad, los reality shows. Curioso que es trate de uno sobre la soledad como espectáculo.
Además, leímos unos cuantos de los pobladores de Libro de los monstruos, de Juan Rodolfo Wilcock. Así comienza uno de ellos:
Si quieren leer más, Atalanta sacó una versión.
Si gustan suscribirse a Convoy para que puedan escuchar Telegrafía Sin Hilos, y todos los demás podcasts que hay en la plataforma, es aquí.
Una nueva entrega del ÍndiceTSH, un homenaje-plagio del famoso índice de la revista Harper’s: datos duros para preguntas urgentes.
El 26% de ustedes dicen que tienen entre 1 y 3 tatuajes.
El 17% de ustedes dicen que tienen entre 4 y 8 tatuajes.
El 10% de ustedes dicen que tienen más de 8 tatuajes.
El 47% de ustedes dicen que tienen no tienen ningún tatuaje.
Una nueva entrega de la columna, ¿Suerte?, una oferta de elementos que para los próximos seis días podrían estar acompañados de fortuna en los juegos de azar:
El elemento anatómico de la semana: Maléolo tibial
El elemento meteorológico de la semana: Puelche
Insulto de la semana: Pelagatos
El ser vivo de la semana: Equus hemionus kulan
La tonalidad ascendente: Guinda
La tonalidad descendente: Bígaro
Una nueva entrega del Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana. Se trata de un formato simplificado, de seis signos agrupados según cada dos meses calendario ahora, como servicio a la comunidad, aquí la frase que según los arcanos de este Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana, influirá o calificará lo que resta de su semana:
Nada tan elegante como el aspecto de algunas isletas, donde los cocoteros jóvenes y adultos se mezclan en el mismo bosque, sin perjuicio de su mutua simetría.
Las complicadas, pero simétricas, figuras que cubren totalmente el rostro desconciertan y confunden al ojo no avezado.
Grupos clandestinos y secretos cuchicheaban sobre ciudades todavía habitables, donde se podía caminar, ver un pájaro, recorrer un museo o contemplar el color del cielo.
La combinación de un cielo sin nubes con una baja temperatura y un viento huracanado debe de ser, a mi juicio, en todas las partes del mundo un fenómeno rarísimo.
Los amnésicos aseguran que es más fácil recordar el futuro que el pasado, en la medida en que los deseos se proyectan hacia adelante, y no hacia atrás.
Los indecisos saben que cualquier decisión es parcialmente equivocada, no por el sentido de la misma, sino por el mero hecho de elegir.
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Para esta edición del Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana, se consultaron a dos arcanos: Charles Darwin y Cristina Peri Rossi.