Antes que nada, esto fue lo que sonó:
puedes contarme cualquier cosa creer no es importante lo que importa es que el aire mueva tus labios o que tus labios muevan el aire que fabules tu historia tu cuerpo a toda hora sin tregua como una llama que a nada se parece sino a una llama. —Blanca Varela, "Historia"
El libro de esta semana y de la semana que sigue es Fortuna, de Hernán Díaz.
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El libro ganó el Premio Pulitzer en 2023 en la categoría General Fiction. Además fue aplaudido en bastantes medios y apareció en numerosas listas de más vendidos. Tanta fama bien merecida también provoca una suspicacia. Por lo menos una duda. Una pausa. Una pausa para leer mejor. Se suspende el descreimiento para leer con generosidad, pero se alza la ceja para no perder de vista que hay que mantenerse vigilantes. No solo con el famoseo; siempre. O casi siempre. Lo escribe mejor China Mieville en su libro sobre el Manifiesto Comunista:
We should strive to read as generously as possible –and to read ruthlessly beyond that generosity’s limits.
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Como desde su nacimiento había disfrutado de casi todas las ventajas posibles, uno de los pocos privilegios que le estaban vedados a Benjamin Rask era el del ascenso del héroe: la suya no era una historia de resiliencia y perseverancia, ni la crónica de una voluntad inquebrantable que le había forjado un destino del más noble de los metales a partir de poco más que escoria.
Así comienza.
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No es tan común hallar novelas enfocadas en representar y desmenuzar el mundo del dinero. Aunque la plata siempre esté presente, como símbolo, como objeto, como deseo o como espíritu tutelar. Ahí andan la homónima Dinero, de Martín Amis, o en Bleak House, de Dickens. Está Capital, de John Lanchester. ¿Qué otras? Seguro conocen muchas más. JR de Gaddis. ¿Cuáles más?
En una de las reseñas sobre la novela, publicada en el semanario New Yorker, esto escribe David S. Wallace menciona a Gaddis, y a Pynchon y a otros posmodernos a propósito de los juegos formales en Fortuna. Y al hablar de las novelas de los patronos del posmodernismo escribe esto:
Some critics have referred to these works as “systems novels,” books that map the myriad, often contradictory structures that define the modern world. Diaz’s novel, however, doesn’t quite fit this definition. Instead of trying to dramatize the sheer scale of global finance, each episode in “Trust” hints at the deceptions of a great, airy abstraction. The drama lies in trying to puzzle out where Diaz will take you next, what’s been hidden, and why.
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Esto también dice China Mieville en su libro sobre el Manifiesto Comunista:
El Manifiesto se publicó en febrero de 1848, justo en la víspera de una revuelta revolucionaria que sacudió Europa. En los sesenta años que precedieron a ese momento, Europa y las Américas se habían caracterizado por lo que a veces se denomina “revolución dual”: los acontecimientos y efectos de la revolución en Francia entrelazados con las revoluciones industriales en Gran Bretaña y otros lugares. Ambas, a su vez, consumaban la honda transformación en las ideas políticas y científicas que se venía gestando desde el siglo XVII y que conocemos como Ilustración.
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En Siete lecciones y media sobre el cerebro, un libro muy agradable sobre el cerebro, la neurocientífica Lisa Feldman Barrett menciona que esto sobre el esa masa que cargamos dentro del cráneo:
Your brain can draw on your lifetime of past experiences —things that have happened to you personally and things that you’ve learned about from friends, teachers, books, videos and other sources. In the blink of an eye, your brain reconstructs bits and pieces of past experience as your neurons pass electrochemical information back and forth in an ever shifting, complex network. Your brain assembles these bits into memories to infer the meaning of the sense data and guess what to do about it.
Más que percibirlo todo, con lo que alcanzan los sentidos a proveer, el cerebro complementa la experiencia con los fragmentos del pasado para construir el presente.
Además leímos uno de los relatos en Libro sin tapas, de Felisberto Hernández. El libro que tiene esta frase para comenzar:
El relato que leímos fue “Historia de un cigarrillo”. Así comienza:
Aquí se puede leer completo.
Una nueva entrega de la columna, ¿Suerte?, una oferta de elementos que para los próximos seis días podrían estar acompañados de fortuna en los juegos de azar:
El elemento meteorológico de la semana: Zonda
Insulto de la semana: Energúmeno
El ser vivo de la semana: Erythrocebus patas patas
La tonalidad ascendente: Frambuesa
La tonalidad descendente: Naranja persa
Una nueva entrega del Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana. Se trata de un formato simplificado, de seis signos agrupados según cada dos meses calendario ahora, como servicio a la comunidad, aquí la frase que según los arcanos de este Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana, influirá o calificará lo que resta de su semana:
El capitalismo supone y, en rigor, inaugura una profunda división entre un reino natural y un reino económico.
Lo esencial, sin embargo, es que las capacidades requisadas terminan por ser incorporadas al proceso de expansión de valor que define al capital.
¿Puede el sueño revelarnos algo sobre nuestros procesos psíquicos internos, y puede su contenido rectificar opiniones que durante el día mantenemos?
El resultado es una crisis general de nuestro orden social en su conjunto, cuyas diversas vertientes se intersecan y exacerban entre sí.
En la investigación científica resulta a veces ventajoso, cuando un problema presenta difícil solución, acumular a él otro nuevo.
A pesar de los esclarecimientos logrados, no puedo dar aquí por terminada la interpretación, pues siento que falta aún mucho que explicar.
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Para esta edición del Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana, se consultaron a dos arcanos: Nancy Fraser y Sigmund Freud.