Antes que nada, esto fue lo que sonó:
El domingo estoy ocioso, el lunes me da pereza, martes me ando a la cabeza, y estoy miércoles gracioso; trato jueves del reposo, por tener viernes cuidado de estar sábado sentado y pasar el tiempo así. Aprende, lector, de mí, y estarás bien ocupado. —Anónima, "Décima del hacendoso"
El programa de esta semana estuvo variado e incendiario. Incendiario porque hay incendios, conflagraciones por todos lados. De las simbólicas y de las literales. De las que arrasan con las laderas y de las que prenden en las mentalidades. Y medio de rebote, el programa tuvo al fuego, o al incendio, o al flamazo como tema.
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En 1918, Kafka escribió sobre quizá el primer tragafuegos de la mitología, Prometeo. Aquí está completo su texto en la traducción de Borges:
De Prometeo informan cuatro leyendas. Según la primera, fue amarrado al Cáucaso por haber revelado a los hombres los secretos divinos, y los dioses mandaron águilas a devorar su hígado, perpetuamente renovado.
Según la segunda, Prometeo, aguijoneado por el dolor de los picos desgarradores, se fue hundiendo en la roca gasta compenetrarse con ella.
Según la tercera, la traición fue olvidada en el curso de los siglos. Los dioses lo olvidaron, las águilas lo olvidaron, él mismo lo olvidó.
Según la cuarta, se cansaron de esa historia insensata. Se cansaron de los dioses, se cansaron las águilas, la herida se cerró de cansancio.
Quedó el inexplicable peñasco.
La leyenda quiere explicar lo inexplicable.
Como nacida de una verdad, tiene que volver a lo inexplicable.
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“Ahí donde se queman libros se acaba quemando también seres humanos”, escribió Heinrich Heine hace 202 años.
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Rebecca Knuth, escribió un par de libros al respecto de la quema de libros. En uno de ellos, Burning Books and Leveling Libraries, escribió esto sobre las operaciones simbólicas en juego en la destrucción de artefactos culturales y en particular en los autos de fe librescos:
Cultural destruction has become an almost familiar gesture of defiance that signals the immediate threat of censorship and cultural homogenization. The destruction of books and libraries is at once a public assertion of choice and a radical repudiation of intellectual freedom, individualism, pluralism, and tolerance. In the name of the common man, an ethnic group, or a belief system, modern radicals have sought to reestablish pre-Enlightenment prerogatives of absolutism, threatening to bring 300 years of history full circle.
No se trata de unos brutos insensibles, sino de una versión de acentuada y envalentonada del conservadurismo enardecido:
Modern biblioclasm occurs when books and libraries are perceived by a social group as undermining ideological goals, threatening the orthodoxy of revered doctrine, or representing a despised establishment.
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Aunque si de la de la vulnerabilidad de los libros hablamos, quizá el fuego no sea el mayor enemigo. Otro especialista en el tema de la destrucción de libros, Lucien X. Polastron, habla de una especie de amenaza antónima del flamazo :
Water, however, damages books more surely than fire. Ever since the time of Noah, floods have carried off or dissolved knowledge. On a statistical level, the hoses of firefighters are responsible for the rest. This is easily overlooked because water seems weak, in some ways. The phrase "books on fire" obviously piques the imagination much more than does "drenched pages." Yet there is one occasion in which water gets its revenge and is emotionally quite striking: shipwreck.
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El 10 de mayo de 1933, en más de treinta ciudades en Alemania, grupos de estudiantes y del público partidarios del partido nazi se reunieron a quemar libros.
Esto reportó entonces el periódico británico, The Guardian:
Berlin, 10 May, 11pm
Thousands of curious spectators lined the pavements this evening to watch the procession of Nazi students on their way to a gala on the Opera Square, where they burned a huge quantity of “un-German” books. The students, who were in uniform, escorted six vans of the doomed books, as well as confiscated emblems of the Jewish fraternities.
Aquí está la lista completa de los libros que en 1933 prohibieron los fascistas alemanes.
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Poco antes del episodio de la quema de libros, hubo otra conflagración en Alemania, una a la que se considera como un punto de quiebre histórico para el ascenso de los nazis: el incendio del Reichstag. Mucho se ha escrito sobre el modo en el que los fascistas usaron el incendio para apretar a la oposición política, controlar a los medios y encarcelar disidentes, opositores, socialistas, anarquistas y comunistas y asegurarse el poder político.
El personaje al que las autoridades capturaron no fue un ciudadano alemán, no. Marinus van der Lubbe era su nombre, tenía 24 años y era un comunista de la ciudad de Leiden en los Países Bajos. Obrero con heridas de trabajo —casi pierde el ojo derecho por dos accidentes—, y lector asiduo de la obra de Marx, de libros de viaje y de filosofía. Su intención, según dijo en el juicio, era incentivar a los trabajadores, a sus colegas alemanes, a alzarse en contra de los nazis. Nada de eso sucedió. En ese juicio, lo declararon culpable y lo condenaron a muerte. Fue decapitado en enero de 1934.
En los años siguientes se le describió de muchas maneras: como un “pseudocomunista”, un “pequeño burgués”, un “estúpido”, un “maniático religioso”, y como un peón de la policía secreta nazi. La evidencia más reciente apunta a que no actuó solo, pero no parece haber indicios de que hiciera esto como una operación para apuntalar a los nazis. Al contrario, todo parece indicar que murió intentando impulsar a la causa comunista.
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El proyecto editorial que Elias Canetti dejó inconcluso se llamó El libro contra la muerte. En él reunió textos sobre la muerte. Pero lo explica mejor él, en una de las entradas del propio libro, la que fechó el 15 de febrero de 1942:
Hoy he decidido apuntar mis pensamientos contra la muerte tal como me vienen por azar, sin ninguna coherencia y sin someterlos a un plan tiránico. No puedo dejar pasar esta guerra sin forjar en mi corazón el arma que venza la muerte. Será atormentadora y alevosa, como a la muerte le corresponde. En tiempos felices quería blandir el arma entre bromas y amenazas insolentes; imaginaba mi acto de matar a la muerte como un baile de máscaras, quería acercarme a ella en cincuenta disfraces, todos conjurados. Pero ahora ha vuelto a cambiar de máscaras. No contenta con los triunfos corrientes del día a día, golpea a diestro y siniestro. Tamiza el aire y el mar, tanto lo pequeño como lo grande le resultan familiares y agradables, lo ataca todo a la vez, no se toma tiempo para nada. Por tanto, a mí tampoco me queda tiempo. Tengo que agarrarla donde pueda y clavarle aquí y allá las primeras frases que encuentre a mano. No puedo fabricarle ataúdes por ahora y menos aún adornarlos y todavía menos poner los ataúdes ornamentados en mausoleos rodeados de rejas.
Pascal murió a los treinta y nueve años, yo pronto cumpliré los treinta y siete. Si mi destino coincidiera con el suyo, me quedarían apenas dos años, ¡cuánta prisa! Él nos dejó sus pensamientos desordenados, concebidos para defender el cristianismo. Yo quiero concebir los míos para defender al hombre ante la muerte
Hasta su muerte en 1994, Canetti seguía reuniendo textos contra la muerte.
Inauguramos una nueva serie en audio. Se llama “Un olor”. Una postal auditiva que nos cuenta sobre cualquier olor. El favorito o el despreciado. Explicado o mencionado. Un olor. En esta ocasión, la postal la envía Brenda Isabel Pérez:
Una nueva entrega del ÍndiceTSH, un homenaje-plagio del famoso índice de la revista Harper’s: datos duros para preguntas urgentes.
El 16% de ustedes dicen que las uñas de los pies se las cortan una vez a la semana.
El 10% de ustedes dicen que las uñas de los pies se las cortan dos o más veces a la semana.
El 74% de ustedes dicen que las uñas de los pies se las cortan cada dos semanas o más.
El libro que leeremos en las siguiente sesión del Club de lectura (que no es un club de lectura) es Archivo agonía, de Marina Azahua.
Una nueva entrega del Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana. Se trata de un formato simplificado, de seis signos agrupados según cada dos meses calendario ahora, como servicio a la comunidad, aquí la frase que según los arcanos de este Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana, influirá o calificará lo que resta de su semana:
Se diría que, pese a vivir sin trabajar, a arremeter violentamente contra las acendradas convicciones políticas de su gente, no padeció serios conflictos.
Todo sucede en el plano afectivo, incluidos los hechos en apariencia exteriores.
No es posible vivir en plena juventud con el tiempo contado.
Los informes de una mente acerca de sus propios estados tienen una certidumbre superior a la mayor que pueden poseer los informes referentes a cuestiones del mundo físico.
Algunas acciones inteligentes no están reguladas por el conocimiento previo de los principios que las rigen.
Adiestrar es el arte de proponer a alguien problemas que todavía no puede solucionar, pero que en adelante será capaz de hacerlo.
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Para esta edición del Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana, se consultaron a dos arcanos: Idea Vilariño y Gilbert Ryle.
Está genial la serie Un olor !
Hola Pablo, ayer era más de las 8pm, estuve hasta 8:10 esperando y no comenzaba el programa, tal vez comenzó más tarde, aún no está disponible en convoy.