Primero que nada, esto fue lo que sonó.
1.
Mi pensamiento ha creado
otra forma de pensar para pensarte.
La ha creado en mí,
como si una sombra se inventara otro cuerpo.
Y ahora encuentro contactos
de suavidad creciente
entre mis pensamientos,
que antes no se tocaban.
Ahora encuentro
que mi pensar es casi como un cuerpo
–Roberto Juarroz
El programa tuvo que ver con una particularidad de la lectura. Con una manera de leer y las consecuencias de que ese modo de hacerlo tienen.
El punto de partida es este texto de Jill Lepore. Se trata de esos textos que son también expansivos. Un texto granada de fragmentación.
Entre las muchas cosas que señala y deja ahí puestas para la exploración futura está una tendencia en la historia literaria de la ciencia ficción y en particular en la manera en la que fue, y sigue siendo recibida por los lectores: de la ciencia ficción clásica –esa de muchas naves, muchos avances técnicos, muchas computadoras que hacen cosas y mucha exploración de tecnologías y mundos nuevos– a la llamada “nueva ola”.
Menciona un ensayo de Ursula K. Le Guin, “Science Fiction and Mrs. Brown”. Está compilado en el libro Languages of the Night.
Además, me recordó un ensayo de Virginia Woolf. Un ensayo que desde el título se plantea la pregunta crucial: “¿Cómo debe uno leer un libro?”
[Este ensayo está en el exquisito libro de ensayos que editó Notting Hill Editions.]
Una nueva entrega de la columna de opinión semanal: “Por eso, pero ¿cómo?”, la serie de consejos no solicitados para problemas cotidianos.
Por eso, pero ¿cómo discernir si este universo es el real?
Usted está aquí. Eso lo sabemos
Usted está aquí y no está allá. Eso también lo sabemos.
Usted está aquí y no está allá aunque parezca posible. Eso también lo sabemos.
Usted está aquí y no está allá aunque parezca posible que esté en más de un sitio a la vez sin que eso le provoque un corto circuito. Eso también lo sabemos.
Usted está aquí y no está allá aunque parezca posible que esté en más de un sitio a la vez sin que eso le provoque un corto circuito porque usted no es una supercomputadora incapaz de sostener impresiones sensoriales contradictorias. Eso también lo sabemos.
Usted está aquí y no está allá aunque parezca posible que esté en más de un sitio a la vez sin que eso le provoque un corto circuito porque usted no es una supercomputadora incapaz de sostener impresiones sensoriales contradictorias. Eso también lo sabemos.
Usted está aquí y no está allá aunque parezca posible que esté en más de un sitio a la vez sin que eso le provoque un corto circuito porque usted no es una supercomputadora incapaz de sostener impresiones sensoriales contradictorias incluso cuando esas sensaciones sean distantes en el tiempo y en el espacio. Eso también lo sabemos.
Usted está aquí y no está allá aunque parezca posible que esté en más de un sitio a la vez sin que eso le provoque un corto circuito porque usted no es una supercomputadora incapaz de sostener impresiones sensoriales contradictorias incluso cuando esas sensaciones sean distantes en el tiempo y en el espacio y desplieguen un manto de duda sobre la convicción cultural y biológica de la unidad de la conciencia. Eso también lo sabemos.
Usted está aquí y no está allá aunque parezca posible que esté en más de un sitio a la vez sin que eso le provoque un corto circuito porque usted no es una supercomputadora incapaz de sostener impresiones sensoriales contradictorias incluso cuando esas sensaciones sean distantes en el tiempo y en el espacio y desplieguen un manto de duda sobre la convicción cultural y biológica de la unidad de la conciencia, una duda tan pertinaz como una lluvia otoñal, como el olor a podrido en el refrigerador. Eso también lo sabemos.
Usted está aquí y no está allá aunque parezca posible que esté en más de un sitio a la vez sin que eso le provoque un corto circuito porque usted no es una supercomputadora incapaz de sostener impresiones sensoriales contradictorias incluso cuando esas sensaciones sean distantes en el tiempo y en el espacio y desplieguen un manto de duda sobre la convicción cultural y biológica de la unidad de la conciencia, una duda tan pertinaz como una lluvia otoñal, como el olor a podrido en el refrigerador. ¿De dónde salieron esas últimas palabras? ¿Quién está ahí? Mi refrigerador no huele mal y nunca he usado la palabra pertinaz. Identifíquese de inmediato.
Deje por favor un comentario como testimonio de que pasó por aquí. Gracias.
Ese poema con el que abre, ufff!
Mi pensamiento ha creado
otra forma de pensar para pensarte.
Mrs. Brown que eres tu, que soy yo y que somos todos, no subirá en esa nave al cosmos. El transporte del súper villano no tiene lugares disponibles para los polizones.