TSH 10.07.24
Antes que nada, esto fue lo que sonó:
Cómo es feliz la Piedrecilla que rueda en Soledad sencilla: no la importuna el Movimiento ni teme órdenes del Viento— La cubre un Pardo primitivo que hechiza el Mundo fugitivo. Y como el Sol independiente vincula o brilla, refulgente, fiel a la eterna y pura Ley como el más simple de la grey— —Emily Dickinson, "Cómo es feliz la piedrecilla" en versión de David Huerta.
La dinamita fue el instrumento que permitió que los industrialistas se hicieran millonarios. Abrió brechas imposibles, descubrió vetas de minerales, unió océanos. Y al mismo tiempo, fue el arma elegida por los anarquistas, los revolucionarios y los agitadores políticos para responder y protestar contra las acciones de patrones, millonarios y oligarcas.
The bombs came in all kinds of packages. Often they arrived in tin cans, emptied of the olive oil or soap or preserves they were manufactured to contain, now wedged tight with sticks of dynamite. Sometimes they were wrapped with an outer band of iron slugs, designed to maximize the destruction; conveyed to their target location in a satchel or suitcase; “accidentally” left behind in the courthouse, or the train station, or the cathedral. And sometimes the bomb was just a naked stick of dynamite with a fuse simple enough to be lit with the strike of a match, ready to be flung into an unsuspecting crowd.
Esto escribe Stephen Johnson en el adelanto de su libro The Infernal Machine: A True Story of Dynamite, Terror and the Rise of the Modern Detective. Y cita a la historiadora Beverly Gage, que describe cómo la dinamita proveyó a las clases trabajadoras con la “ misma potencia de fuego que la que tenían los ejércitos del Estado”.
*
Esto escribe Jules Michelet, en su libro estudio El pueblo, en el capítulo dedicado al paso del campesino a la ciudad, y el encuentro con los obreros que trabajan en las fábricas del inicio de la revolución industrial.
La miserable población que vive bajo el yugo de las máquinas es de unas 400 mil almas, alrededor de un quinceavo de nuestros obreros. Todo aquel que no sabe hacer nada busca ofrecerse a las manufacturas para servir a las máquinas. Mientras más numerosos sean esos obreros, más bajos son los salarios, y más miserables ellos. Por otra parte, la mercancía, fabricada a vil precio, queda al alcance de los pobres, de suerte que la miseria del obrero-máquina disminuye un poco la miseria de los obreros y los campesinos, que con toda probabilidad son setenta veces más numerosos. Es lo que vimos en 1842.
Y más adelante, hace esta comparación:
Mucho menos penoso era el trabajo solitario del tejedor. ¿Por qué? Porque él podía soñar. La máquina no consiente ninguna ensoñación, ninguna distracción. Si quisierais hacer más lento su movimiento, salvo apresurándola después, no lo podríais hacer. Apenas impulsado, el infatigable carro de cien husos irrumpe de nuevo. El tejedor manual teje rápida o lentamente según respire lenta o rápidamente; actúa como vive; el telar se adecua al hombre. En la fábrica, al contrario, es del todo necesario que el hombre se adecue al telar, que el ser de carne y hueso en el que la vida varía según las horas, padezca la implacabilidad de este ser de acero.
*
En su libro Sobre la violencia, Hannah Arendt dedica parte de su análisis a la burocracia. Dice:
La burocracia o dominio de un complejo sistema de oficinas en donde no cabe hacer responsables a los hombres, ni a uno ni a los mejores, ni a pocos ni a muchos, y que podría ser adecuadamente definida como el dominio de Nadie.
Y por muy inocuo que parezca este dominio, pronto nos damos cuenta que no solo se trata de un pintoresco laberinto que hemos aprendido a tolerar. Hay algo mucho más pernicioso en la vida burocratizada:
Cuanto más grande sea la burocratización de la vida pública mayor será la atracción de la violencia. En una burocracia completamente desarrollada no hay nadie con quien discutir, a quien presentar agravios o sobre quien puedan ejercerse las presiones de poder. La burocracia es la forma de Gobierno en la que todo el mundo está privado de libertad política, del poder de actuar; por el el dominio de nadie no es la ausencia de dominio, y donde todos carecen igualmente de poder tenemos una tiranía sin tirano.
*
Toda la vida esperé que me dieran permiso para hacer las cosas. Lo siento crecer en el pecho. Una guerra arrolladora se arma detrás de mí y yo direcciono todas mis fuerzas hacia la luz.
Eileen Myles, cuyo nombre, dice en uno de los relatos autobiográficos de Chelsea Girls, “significa Guerrera de la luz. Viene del latín y del gaélico”.
Además, leímos el cuento “El Duende”, de Elena Garro. Formó parte del libro La semana de colores, de 1964. Así comienza.
Aquí se puede leer completo.
Si gustan suscribirse a Convoy para que puedan escuchar Telegrafía Sin Hilos, y todos los demás podcasts que hay en la plataforma, es aquí.
Una nueva entrega del ÍndiceTSH, un homenaje-plagio del famoso índice de la revista Harper’s: datos duros para preguntas urgentes.
El 25% de ustedes dicen que al apachurrar el tubo de pasta de dientes, lo hacen donde caiga.
El 9% de ustedes dicen que al apachurrar el tubo de pasta de dientes, lo hacen siempre de en medio.
El 64% de ustedes dicen que al apachurrar el tubo de pasta de dientes, lo hacen siempre desde abajo.
El 2% de ustedes dicen que al apachurrar el tubo de pasta de dientes, no lo hacen de ninguna manera porque no usan pasta de dientes.
Una nueva entrega del Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana. Se trata de un formato simplificado, de seis signos agrupados según cada dos meses calendario ahora, como servicio a la comunidad, aquí la frase que según los arcanos de este Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana, influirá o calificará lo que resta de su semana:
Si combatió con arrojo cuando no tenía nada que ganar sino balas, ¿creéis que flaquearía en este combate contra la tierra?
Es él quien valora demasiado al espíritu; es él el poeta… En esta tierra sucia, ínfima y oscura, él ve, distintamente, relucir el oro de la libertad.
Tal como es, sea lo que fuere que se le pueda reprochar a veces, comparadlo, os lo ruego, en su vida cotidiana, con vuestros mercaderes que mienten todo el día.
Aquella agitación no es el ritmo voluntarioso de nuestra índole; aquellos son unos antojos sueltos y un caudillaje sin mira ni plan.
El hazañoso alcanzó solamente a dejarnos una porción de obras y un manojo de derroteros válidos para el futuro.
Dicen que el ritmo es primero fisiología, luego volición ética y al final hábito consuetudinario.
*
Para esta edición del Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana, se consultaron a dos arcanos: Jules Michelet y Gabriela Mistral