Antes que nada, esto fue lo que sonó.
Regresó. No dijo nada.
Pero estaba claro que le había ocurrido algo molesto.
Se acostó vestido.
Escondió la cabeza bajo la manta.
Encogió las rodillas.
Ronda los cuarenta, pero no en este instante.
Existe, pero sólo tanto como n el vientre de su madre,
érase que se era bajo siete capas de pie, en la oscuridad protectora.
Mañana dará una conferencia sobre la homeostasis
en la cosmonáutica metagaláctica.
De momento se hizo un ovillo, se durmió.
—Wislawa Szymborska, “Regresos”
El boletín de esta semana anda rengo. Los pendientes fueron bastantes y por eso, habrá poco. El de la semana que viene promete recuperarse y ponerse al tiro. Una disculpita.
La lectura de esta semana fue Golem XIV, de Stanislaw Lem. Seguimos frecuentando el asunto de lo no-humano, ahora desde la ciencia ficción, y desde la retórica de los informes académicos y los memorandos. Acá hay un gran repaso de la obra y la vida de Stanislaw Lem, publicado en el LARB.
La falta de sincronía con la lectura —como que nomás no nos llevamos bien, esta prosa en este momento y yo— me dejó con unas preguntas algo obvias pero que me parecen pertinentes: ¿Qué se hace: se sigue de frente o se da vuelta en U? ¿Qué pasa con la relación que se establece con el libro cuando se interrumpe? ¿Nada? ¿Es un objeto y una relación imaginaria? ¿Se crea un corto circuito en la trama cósmica? ¿Qué se obtiene al seguir de frente aunque no haya clic, aunque falte la sincronía en la lectura? ¿Hay mérito? ¿Eso es ser “lector(a) profesional”?
Al final del programa, leí este ensayo de Ursula K. Le Guin.
Y ya. Si gusta, comente. Eso fue todo. Espero que no haya sido poco. La próxima desquitamos.
Hola Pablo, este ensayo abre también algunas preguntas. ¿Qué pasa con quiénes alguna vez en nuestra vida deseamos dedicarnos a escribir? Las historias se quedaron interrumpidas en algún espacio, ¿alguien más las contará?, ¿esos personajes existirán por sí mismos? Gracias por despertar esos cuestionamientos.