Primero que nada, esto fue lo que sonó.
No hubo poema leído en el programa –no daba el tiempo de la entrevista–, pero en un mundo paralelo, sí hubo. Y fue este:
El lenguaje –murió, brillante y bello, el primero de agosto de 2009 a las 2:46. pm. Entusiasta de alzar la mano, el lenguaje vivió una vida plena de cuestionamientos. Le encantaba torcer lo dicho por los demás. Le encantaba escribir el color en blanco y negro y luego ver a las personas intentar leer las palabras a color. Las palabras solían sobrevolar el cerebro de mi padre antes de soltarse. Ahora sus palabras son ciegas. Están plisadas. Son el emisor, las emisiones y el receptor. Cuando mi madre moría, hice que todos se pararan alrededor de la cama en lo que sería la última foto grupal. Algunos de nosotros sonreímos. Porque morir dura para siempre hasta que termina. Alguien dijo, toma varias. Alguien dijo, digan cheese. Alguien dijo, gracias. El lenguaje nos fallaba. En el sentido de que romperse un brazo quiere decir que el hueso del brazo puede romperse pero el brazo en sí no se rompe a menos que lo serruchen o lo corten. Mi madre no podía hablar, pero sus ojos eran los únicos que estaban bien abiertos.
– Victoria Chang “Language”
El programa de esta semana tuvo a Luis Felipe Fabre de invitado para hablar sobre su novela, Declaración de las canciones oscuras.
Fue amable en responder mis preguntas –confusas y enredadas, más comentarios que preguntas– sobre varias cosas, entre ellas:
la historia de origen de Declaración de las canciones oscuras
el cambio de su perspectiva en Fray Juan
el lenguaje en su novela, sobre la desconfianza del lenguaje
la polisemia, el barroco y la libertad
la intertextualidad, el cuerpo y el mito
la picarezca
Aquí va un fragmento de la conversación.
Una nueva entrega de la columna de opinión semanal: “Por eso, pero ¿cómo?”, la serie de consejos no solicitados para problemas cotidianos.
Por eso, pero ¿cómo conducir una entrevista exitosa?
Pregunte sin miedo.
Atrévase a decir lo que nadie ha dicho antes
Si los datos no son suficientes, invente.
Si las invenciones no son suficientes, insulte.
Si los insultos no son suficientes, elogie
Si los elogios no son suficientes, confronte
Si las confrontaciones no son suficientes, amenace
Si las amenazas no son suficientes, ponga un apodo.
Si el apodo no es del agrado, ha triunfado; teclee y mande a imprenta.
Si el apodo es del agrado, suelte una carcajada desdeñosa.
Si la carcajada desdeñosa no es suficiente, grite una maldición arcana que condene a la persona entrevistada a una vida de mala fortuna.
Si la maldición no es suficiente, quizá debería posponer con alguna excusa infalible y reagendar la entrevista para una fecha más propicia.
(Para conocer la fecha propicia, consulte las instrucciones dedicadas al tema, publicadas en un boletín anterior o posterior.)
Si las nuevas fechas no coinciden y se demora la entrevista, vaya preparando algunas preguntas temerosas, medrosas y rogonas.
Una vez realizado el cuestionario melindroso, insista en que serán solo quince minutos del tiempo de la persona entrevistada, casi nada, no molestaré más.
Si la sumisión no rinde frutos, quizá sea mejor turnar el caso a la ficción.
Una nueva entrega de la columna Los libros no se rayan:
Con el uso, las palabras tienen tendencia a perder su relación con lo que significan y, cuando esto ocurre, se convierten en ideas que trasladan ilegítimamente al ámbito moral el uso que de ellas hacíamos legítimamente en el ámbito práctico. Cargadas de valor, entonces, su solidez es aplastante. (Chantal Maillard)
Toda nuestra evolución biológica cabe en la vida de un árbol (Francis Halle)
Enteco: (adj.) Enfermizo, débil, flaco.
Deje por favor un comentario como testimonio de que pasó por aquí. Gracias.
Mi nuevo “Por eso, pero ¿cómo?” favorito 😍