TSH 06.12.23
Antes que nada, esto fue lo que sonó:
llueve el aire está inmóvil la lluvia también se desplaza hacia el sueño era bajo un cielo pálido y de una gran impotencia ¿recuerdas? no puedo despertar —Gloria Gervitz, fragmento de "Treno"
El libro de las dos semanas pasadas fue Dominio, de Claudina Domingo. Pude conversar con ella, en un café ruidoso, y aquí unos fragmentos de la extensa conversación que tuvimos.
Aquí algo sobre lo que ella tiene claro al comenzar un libro.
Aquí algo sobre la voz en su libro y los desafíos de la autoficción
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En un libro interesante, The Novelist's Lexicon: Writers on the Words that Define their Work, Philippe Vilain tiene la tarea de escribir sobre la "autoficción". Parte del trabajo de este autor francés ha estado dedicado justo al tema. Escribió un ensayo sobre el asunto, y conversó con Philippe Sollers y Philippe Lejeune, dos practicantes del género.
Después de conocer la perspectiva de Gornick, está interesante ver cómo se piensa este género desde aquella otra región de este enorme mundo tan chinquito.
Esta es parte del texto de Vilain:
Noun—from auto (biography) and fiction DIDACT. Term invented and defined in 1977 by Sergee Doubrovsky upon publication of his novel entitled Fils (Son): “Fiction, made up of events and facts that are strictly real.” Added to this definition are two fundamental clauses: (1) nominal (autofiction requires homonymy among its author, narrator, and character; this clause distinguishes autofiction from the auto- biographical novel, in which the author bestows a borrowed name upon a char- acter); (2) generic (autofiction plays on its generic ambiguity, on its “contradictory pact,” on presenting itself as both absolutely referential, since it is subject to a principle of factual exactitude, and nonreferential, since by claiming to be a novel it attests to [indicates, announces] its entrance into fiction).
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Esto escribe Roberto Calasso casi al inicio en su libro Memè Scianca:
"Oía cómo llegaba el verano por el bulevar." Empecé a escribir mi primer libro de memorias en Florencia, a los doce años. Se abría con esa fresa sobre el verano, referida a la época fabulosa en la que tenía cinco o seis años. El acorde inicial lo daba el cambio en el sonido de un tranvía, con el aproximarse de la nueva estación. Era el 19, que entonces pasaba por el centro del bulevar Reina Margherita, antes de que asumiera el nombre republicano y resistente de Spartaco Lavagnini. Al sonido cambiante de los tranvías correspondían, de noche, las láminas de luz que partían la oscuridad en franjas paralelas: solitarios automóviles que atravesaban el bulevar.
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En su libro sobre la muerte, Pensar la muerte, le preguntan a Vladimir Jankelevitch sobre el misterio. Y él responde:
El misterio es algo que existe para un hombre racional y razonable, que está a la vez en la muerte y es exterior a la muerte, en la medida en que él emerge fuera de ella, donde la piensa. Al pensarla, la muerte se vuelve entonces un problema como cualquier otro, ya no misterioso, y que pertenece tanto al demógrafo como al biólogo.
Y más adelante pinta esta imagen de alguien que está nadando:
Ahora bien, la muerte es a la vez problema y misterio, lógica y misteriosa. En la medida en que emerjo de la muerte, tengo la cabeza afuera como un hombre que está debajo de las olas. Vive todavía, puede aún nadar, se dice a sí mismo: tengo todavía que recorrer cincuenta metros; si los recorro, estaré salvado.
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Nada de retrospección, nada de futurismo. Todo el mundo, allí, quieto, iluminado maravillosamente en el vértice estupendo del minuto presente; atalayado en el prodigio de su emoción inconfundible y única y sensorialmente electrolizado en el “yo” superatista, vertical sobre el instante meridiano, siempre el mismo y renovado siempre. Hagamos actualismo. Ya Walter Bonrad Arensberg, lo exaltó en una estridencia afirmativa al asegurar que sus poemas solo vivirían en seis horas; y amemos nuestro siglo insuperado. ¿Qué el público no tiene recursos intelectuales para penetrar el prodigio de nuestra formidable estética dinámica? Muy bien. Que se queden en la portería o que se resigne al “vaudeville”. Nuestro egoísmo es ya superlativo; nuestra convicción, inquebrantable.
Esto dice el punto XII del Manifiesto estridentista.
Además, leímos un conocido cuento del fabuloso Felisberto Hernández. “Nadie encendía las lámparas”, se llama. Así comienza:
Hace mucho tiempo leía yo un cuento en una sala antigua. Al principio entraba por una de las persianas un poco de sol. Después se iba echando lentamente encima de algunas personas hasta alcanzar una mesa que tenía retratos de muertos queridos. A mí me costaba sacar las palabras del cuerpo como de un instrumento de fuelles rotos.
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El 17% de ustedes dicen que odian el frío siempre.
El 33% de ustedes dicen que el frío les encanta.
El 50% de ustedes dicen que el frío, con el abrigo adecuado, todo chido.
Una nueva entrega de la columna, ¿Suerte?, una oferta de elementos que para los próximos seis días podrían estar acompañados de fortuna en los juegos de azar:
El elemento anatómico de la semana: Lámina cribosa
El elemento meteorológico de la semana: Bayamo
Insulto de la semana: Ambagioso
El ser vivo de la semana: Collocalia esculenta
La tonalidad ascendente: Rojo upsdell
La tonalidad descendente: Cuarzo
Una nueva entrega del Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana. Se trata de un formato simplificado, de seis signos agrupados según cada dos meses calendario ahora, como servicio a la comunidad, aquí la frase que según los arcanos de este Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana, influirá o calificará lo que resta de su semana:
No esperen nombres, estadísticas, fechas. Lo sólido se me escapa, solo queda entre mis dedos una atmósfera imprecisa, técnicamente soy una impresionista de la vieja escuela.
Si de afuera sonaba atractivo, por dentro era un lugar oscuramente gubernamental, deprimente y gris.
Tenía un don innato para descomponer una imagen en su cabeza y volverla a armar como un fabricante suizo frente a una pieza de relojería.
Es un problema de dramatización de una situación.
Hay una gran serie de enigmas sobre sobre su desarrollo: no sabemos si son ajenos a nosotros, si son enemigos o amigos.
Empezamos a plantearnos que, al fin y al cabo, ya no estamos en un mundo de objetos de los que no
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Para esta edición del Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana, se consultaron a dos arcanos: María Gainza y Bruno Latour.