Como siempre, aquí están las canciones del programa
¿Quién que solo haya visto alas
podría inferir
los palitos flacos
que las aves usan para aterrizar,
su manera de doblarse hacia atrás,
la manera inútil en que se paran?
¿Y quién estudiando solo
huellas de pájaros en la arena
podría pensar que esos pequeños tenedores
salieron pitando con el viento?
Tantas cosas emparejadas parecen extrañas.
¿Quién hubiera soñado alguna vez
que el extendido cuervo de la desesperación
abandonaría el aire y caminaría
arqueado sobre el suelo,
un cuervo común?
Kay Ryan “Cosas emparejadas”
El programa de hoy fue de esos variaditos.
El rant sobre las balas y la serie del calamar, nomás fue porque sí. Creo que estoy extrañando esa bibliografía sucinta pero obsesiva que se clava en algún tema, en algún objeto, y lo agota con furia en cinco mil palabras. ¿Conocen alguna sobre el tiroteo en la ficción? ¿Están escribiendo una y no la han mostrado? Compártanla.
La segunda parte, en cambio, tiene mucha bibliografía. Una suerte de proto-consejería de escritoras y escritores son las entrevistas. Y ningún lugar mejor que las del Paris Review. Ustedes, acaudaladas personas, agénciense la voluminosa edición que publicó la editorial El Acantilado. Pero, cualquier entrevista tiene su componente de consejería muy apetecible. Por ejemplo, los amigos de Gris Tormenta tienen su serie de entrevistas en torno a la lectura con autoras y autores que han participado con la editorial. [Ahí participé pero esa se la pueden saltar sin menoscabo de su tiempo, se los garantizo.]
Hay, eso sí, toda una industria del consejo. Más allá de la autoayuda, que eso merece otro programa, o muchos, hay volúmenes dedicados justamente a recopilar las costumbres, consejos, y hábitos de escritoras y escritores de renombre. Por ejemplo este libro sobre las rutinas que incluye artistas de otras disciplinas. Y dos palabras en el buscador, una de ellas “rutina” o “consejos” o “creatividad”, y la otra “escritores” o “escritoras”, les arrojará un torrente inmanejable de opciones. Inténtenlo.
Roland Barthes, en S/Z
Una nueva entrega de la columna de opinión semanal: “Por eso, pero ¿cómo?”, la serie de consejos no solicitados para problemas cotidianos.
Por eso, pero ¿cómo saber si es el momento de cambiar de estrategia?
Le llaman árbol de decisiones.
Cada rama germina un par más de ramas menores . La rama se dice a sí misma que logró esa germinación principalmente por mérito. A veces admite, en especial por las noches, que tuvo algo de suerte.
Lo que la rama ignora es que el mérito es la máscara del privilegio y la abundancia de oportunidades. Por eso duerme tranquila y satisfecha.
Las dos ramitas menores por su parte tienen personalidades distintas, casi antagónicas. Una cree que su aparición en ese árbol estaba destinada a suceder. La otra no le encuentra sentido a nada.
Esta última es pesada para la charla. Su diálogo interno es más amable y hasta cursi, pero por fuera es insoportable.
La otra, la que cree en el destino ya está pujando para germinar dos ramas subsecuentes más. Sabe, dice, que es cuestión de tiempo y de esfuerzo personal.
La otra nomás la mira. En silencio teme que el cosquilleo sea el inicio de la germinación de sus dos ramas derivadas. Por lo general solo son hormigas.
Las hormigas que escalan el árbol de las decisiones lo hacen sin pensarlo. Su diálogo interno es una serie de ceros y unos que no tienen sentido para nadie salvo para la reina de la colonia.
La reina de la colonia está harta del hedor que hay en la cámara interna del nido. Está fastidiada. Le duele la cintura del esfuerzo de parir miles de huevecillos, y ya anda un poco hambrienta. Añade, por medio de unas partículas químicas, dos ceros y un uno al diálogo interno que comparten todas las hormigas.
Comienza la tala del árbol.
Y una entrega más de la sección intitulada, Qué solazo el aguacero, dedicada a reportar el clima de los próximos siete días en algún punto específico del planeta que compartimos.
En esta semana: Cajazeiras, en Paraíba, Brasíl.
Jueves: 37/23. Mayormente soleado. Qué tal el calorcito. Hay que decirle “sí” al sudor, a la transpiración ácida, al brillo facial y la conversación sofocada.
Viernes: 37/24. Soleado a pleno. Día de andar descalzos si se animan. O al revés. Quizá sea el momento de acomodarse una buena chamarra. Y decirle “sí” a la insolación y el arrojo místico que viene con la deshidratación.
Sábado: 38/23. Soleadísimo. No se sienta mal si entre las cosas que piensa insistentemente, está “¿Se pueden generar nubes a voluntad?”.
Domingo: 37/23. Lo más soleado de la semana. Ora sí no hay consejo. Hasta dentro de la sombra hay sol y desesperación.
Lunes: 38/23. Mayormente soleado. Ya se lo dijimos: los lunes son detestables en todos lados. Hay que decirle “no” al pudor. Desnudez y febril búsqueda de sombra.
Martes: 38/23. Otra vez, mayormente soleado. Los días iguales esconden en los pliegues la razón de la vida. Dicen. Ora que encontrarle el pliegue…
Miércoles. 38/23. Mayormente soleado. Hay que decirle “sí” a la voz interior que nos invita a cavar un agujero y reposar en el fresco del fondo de la tierra.
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