Antes que nada, esto fue lo que sonó:
Voy perdiendo las zonas intermedias. Percibo sólo lo muy cercano o lo muy lejano. Este cambio radical de los sentidos o quizá este surgimiento de un sentido distinto confirma mi sospecha de que sólo en los extremos habita lo real. El infinito no es igualmente infinito en todas sus partes. En sus puntos más intensos las mayores distancias se reabsorben. La lección mayor del infinito es dejar de ser a veces infinito. —Roberto Juarroz
El libro de esta semana y de la semana que viene es Chelsea Girls, de Eileen Myles.
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El libro se publicó en 1994. Le tomó cerca de trece años escribirlo. Con arranques y desde muchos lugares —geográficos y anímicos—, se fue completando sin una progresión cronológica. Está compuesto por poco más de 25 capítulos breves que transcurren hacia un pasado recordado e imaginario al mismo tiempo. Un ejercicio de ficción y de memoria por duplicado, con una prosa expansiva, vertiginosa, que parece estarse escribiendo al tiempo que se lee.
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Aquí un fragmentito de una conversación que tuve con ella. Aquí habla sobre la disyuntiva entre novela y memoria para identificar este libro. (Sepan disculpar lo mascullado de mi inglés; solo puedo argumentar que soy coherente: tartamudo y torpe en inglés y en español).
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En una de las múltiples reseñas escritas sobre el libro, Rachel Hurn en la revista Paris Review dijo:
Eileen is a mess, Chelsea Girls is a mess, and I was a mess when I read it. My writing meaning nothing and everything: “Wet words on soft limp paper. Holy Holy Holy.” I loved every one of Myles’s sentences; I couldn’t get enough. I could be like her, this fictional nonfiction character—this mild sort of fuckup—if I wanted to be. “There would be such a future because something would happen to me. Soon. I was sure of that.
En el mejor de los sentidos un desastre. La crónica de una transcurso por el desastre. Porque quién no es; quien no ha sido un desastre. Lo desastroso nos hermana. Nos humaniza. Nos vuelve parte de ese mismo magma que burbujea en los interiores, o por lo menos lejos de la superficie, o detrás de la superficie. El desastre, ese desacomodo que nos esforzamos por negar, nos acompaña a diario. Porque así lo dice la termodinámica, la vida, el acto mismo de existir es un acto de desorden, una afirmación de falta de orden. Se ordena algo, se cruza un límite de orden, y de ahí, lo que sigue es el desorden, infatigablemente.
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Antes que nada, el poema se nos revela como invención y nos damos cuenta luego que el poema es también descubrimiento de la realidad. Comprendemos entonces la esencia de la poesía: la realidad sólo se descubre inventándola. La poesía es la visión activa: visión que crea lo que uno ve.
Con esa claridad, con ese énfasis y esa claridad, propone Roberto Juarroz entender al poema en el prólogo a la antología de sus poemas en la colección Material de Lectura de la UNAM. Y más adelante en el mismo texto continúa con sus planteamientos:
El poema como una explosión de ser por debajo del lenguaje. Descubro aquí cuatro elementos básicos: explosión, ser, lenguaje y debajo. Podríamos acercarnos a ellos diciendo lo anterior de otro modo: el poema es la expansión abrupta de una realidad fundamental que se genera a través de las posibilidades subyacentes de la expresión verbal y no sólo por medio de su capacidad significativa inmediata.
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Teofrasto fue discípulo de Platón y luego de Aristóteles. Este último le puso el mote —Teofrasto, el hablador divino, o el orador divino—, porque su nombre era Tyrtamo. Sucedió a Aristóteles como el jerarca de la escuela de los peripatéticos. Y se dedicó entre otras cosas a estudiar plantas, hierbas, y demás flora de su región. Cuando envejeció y vio el final cerca, consignó que sus libros los dejaba a su discípulo Neleo. Y Neleo, que lo sucedió como el mandamás de la escuela filosófica, guardó los libros —entre los que estaban las obras de Aristóteles— con tanto celo y cuidado como se le ocurrió: los enterró. Y cuando algunos emisarios de la biblioteca de Alejandría le fueron a comprar las obras de Aristóteles, Neleo como un sofista habilidoso, los gambeteó vendiéndoles “los libros de Aristóteles”, es decir los que había poseído el maestro, no los que había escrito.
La obra del sabio de Estagira que Neleo enterró estaban tan bien ocultos que luego ya no los encontró. Fue otro filósofo y bibliómano, Andrónico de Rodas, quien los encontró, dañados, muchos ilegibles e incompletos, dos siglos después.
La realidad también es cruel e inescapable. Y más cuando hay noticias que entristecen. Murió Horacio Warpola. Y para recordarlo, leímos su ensayo en la antología Un gesto del tiempo, de Gris Tormenta en la que participé como uno de los editores:
Una nueva entrega del ÍndiceTSH, un homenaje-plagio del famoso índice de la revista Harper’s: datos duros para preguntas urgentes.
El 38% de ustedes dicen que no tienen nada de relación con los videojuegos.
El 27% de ustedes dicen que de jóvenes sí los jugaban, pero ahora ya no tienen relación con los videojuegos.
El 28% de ustedes dicen que de vez en cuando juegan videojuegos.
El 7% de ustedes dicen que son muy activos en su relación con los videojuegos; que juegan bastante.
Regresó la columna, ¿Suerte?, una oferta de datos y hechos que para los próximos seis días podrían estar acompañados de fortuna en los juegos de azar:
La cifra de la semana: 37, billones de células que componen al cuerpo humano promedio. Según el proyecto Atlas Celular Humano, que se dispone a hacer justamente eso, un atlas de las celulas del cuerpo. Hasta hace unas décadas, se pensaba que había cerca de doscientos diferentes tipos de células. Pero ahora, gracias a estos proyectos monumentales se sabe que son más bien miles de tipos distintos.
El personaje mitológico de la semana: Mugwump, un monstruo acuático que se dice que habita el lago Timiskaming, en la frontera entre las provincias de Ontario y Quebec.
La doctrina filosófica de la semana es: Sensualismo
La unidad métrica de la semana: el khet
El objeto de la semana es: La copa de ajenjo
Una nueva entrega del Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana. Se trata de un formato simplificado, de seis signos agrupados según cada dos meses calendario ahora, como servicio a la comunidad, aquí la frase que según los arcanos de este Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana, influirá o calificará lo que resta de su semana:
Una vez que hayas desenmascarado las voces desagradables, analiza cómo te ha afectado el hecho de prestarles atención.
La confianza es una moneda muy valiosa, una energía que puede infundir a todo el día una magia extra cuando más la necesitas.
Conversar incluye mirar a los ojos, entender la postura de los hombros, su respiración, escuchar sus silencios, los cambios en su voz.
Son prendas que ya no te quedan bien, que no te gustan y que no te hacen sentir bien. Por favor, recuerda que no pasa nada por desprenderse de la ropa.
Tener una mentalidad filosófica requiere rechazar los postulados del sentido común o aquellos planteados por la mayoría de las personas, pero también la de los iluminados.
Vivimos una verdadera tiranía de lo urgente, en la que nuestros días se pasan mientras estamos resolviendo cuestiones que requieren nuestra completa atención y una resolución inmediata.
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Para esta edición del Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana, se consultaron a dos arcanos: Allison Bornstein y Tomás Balmaceda.