TSH 03.11.21
Primero que nada, esto fue lo que sonó.
Este programa tiene muchas deudas de gratitud con Alonso. No solo por acceder a ir al programa a platicar sobre su libro y aguantarse mis trastabilleos sino también porque hizo la playlist. Y hizo estas notas para acompañarla:
Una playlist del hartazgo
Rigoberta Bandini : Too many drugs
Este hartazgo es hacia adentro: hartas drogas, hartos años buscando la felicidad, hartos intentos de entender. Y muy poco espíritu. ¿Tienen corazón? Prepárenlo para romperse.
Sara Hebe : Tuve que quemar
Este hartazgo ya va pa fuera. La que habla está harta de un pasado muy particular, y ese pasado incluye a alguien cuyo recuerdo debe encenderse en llamas: el desodorante, el olor, el olor del sabor, las plantas. Y el balcón, pero no cualquier balcón: el de atrás. El que de veras duele.
Gata Cattana : Lisístrata
Este es el pico del hartazgo. La que habla no está harta de algo en particular sino de todos. Esto no es prenderle fuego a un balconcete; esto es la guerra civil. A mí ni me miren, hijos de su pinche madre: vayan y cójanse entre ustedes.
Pimpinela : Olvídame y pega la vuelta
Este hartazgo va dirigido como un ataque de dron: el blanco es un solo hombre –el que se fue hace dos años y un día y ahora que no le funcionó quiere volver– pero si a otros les toca la explosión pus ni pedo chavos: se chingaron. “Daños colaterales” les llamaba Obama, y mírenlo tan campante.
María Arnal : Fiera de mí
El último hartazgo es para adentro otra vez, y es expansivo, incluye a hombres y mujeres –“qué sopor la humanidad”–, e incluye reclamos que deberían ser universales. Díganselo a las lágrimas en flamas de la bruja medieval. Que les cuenten las abejas que se pierden sin panal.
En fin. Ya me harté yo también. Ahora olvídenme y peguen la vuelta. –AR
Mil gracias, Alonso.
[Síganlo aquí, @alonruvalcaba]
El libro del que partió toda la charla con Alonso es este: 24 horas de comida en la Ciudad de México. Consíganselo. Es una compañía para descubrir lugares y para refrendar apegos. Es el mejor paseo que darán por la ce de mex.
Hablamos también de autoría. Y pues esto nunca sobra:
Una nueva entrega de la columna de opinión semanal: “Por eso, pero ¿cómo?”, la serie de consejos no solicitados para problemas cotidianos.
Por eso, pero ¿cómo saber si lo que se tiene es una pregunta o un comentario?
Hay que enterarse: disculpe, ¿de qué va la conferencia?
Hay que precisar: ah, ¿no es conferencia? ¿Qué es entonces?
Hay que aclimatarse: ah, ¿es una discusión privada?
Hay que solidarizarse: disculpe, ¿quiénes vienen siendo las partes en disputa?
Hay que esclarecer: ah, ¿son todas esas personas?
Hay que detallar: pero, digo, no se si sepa usted, ¿qué es lo que se reclama?
Hay que insistir: o sea que, ¿los de allá y los de acá están a punto de golpearse?
Hay que ser prudentes: ah, comprendo, le agradezco y voy a preguntarle a alguien más.
Hay que tomar postura: como sea, la gente es muy pinche gandalla.
Deje por favor un comentario como testimonio de que pasó por aquí. Gracias.