Primero que nada, esto fue lo que sonó.
Acordes idénticos a tu antes y a tu más allá. Tu ahora. Ronquido pausado, constante, con que acompañas los clavados desde una plataforma altísima —un arco construido a lo lejos—, a una piscina de agua limpia, solos tú y tu alma emergiendo luego a un universo de cacofonías diamantinas Pura López Colomé “Primer compás”.
El libro de esta semana es el mismo que el de la semana pasada: Diario del dolor, de María Luisa Puga.
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Este video dedicado al libro, sirve como presentación y acompañamiento para un obra enorme y una autora que no ha recibido tanta atención como amerita.
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Anna Altman, en un artículo en The New Republic consigna que en un libro de los noventa dedicado a las memorias de enfermedades, la especialista Anne Hunsaker Hawkins, profesora en Penn State, halló que antes de 1950 no había casi libros de este tipo, pero para 1999 se publicaron más de cincuenta memorias de personas con cáncer de mama.
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Anne Boyer, en su tremendo libro Desmorir, describe el paso del silencio que imperaba alrededor de la enfermedad a la sobreabundancia y la obligación de emitir pronunciamientos sobre esta:
La renuencia de Sontag y de Carson a vincularse a la enfermedad ha sido reemplazada por la obligación, para las mujeres que la padecen, de hacerlo siempre.
Y más adelante continúa:
Como describe Jain, el silencio ya no es el mayor obstáculo en el proceso de encontrar la cura para el cáncer de mama: “La omnipresencia del cáncer cae en el fango de la nada”.
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En 1998, Kathy Acker, la genial escritora punk, murió por causa de un cáncer avasallante. En su ensayo, “The Gift of Disease”, critica las estructuras de poder de la medicina institucionalizada, el modo en el que las personas son marginadas y transformadas en seres sometidos a su enfermedad; reducida a:
un cuerpo que era solo material, un cuerpo sin esperanza y, por ello, sin voluntad, una marioneta que, separada de su imaginación y su visión por causa del miedo, hace lo que sea que le dicen que haga.
En este ensayo, escrito nueve meses después de su diagnóstico y otros tantos antes de su fallecimiento, habla de haber hallado solaz en métodos New Age de regresión y autosanación corporal. Más allá de que su búsqueda la condujo al callejón sin salida de las promesas falsas, la crítica a esa reducción del ser a un objeto material únicamente resuena con mucha fuerza y contemporaneidad.
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Patografía es el nombre con el que se describe al estudio y la descripción, la observación detenida y sostenida de los efectos y causas de una enfermedad en la obra o en la vida de un artista. Es, pues, también un género literario
El libro de las próximas dos semanas //10 y 17 de agosto//: La seta del fin del mundo, Anna Lowenhaupt Tsing.
Presentamos una entrega más de ¡Qué rico el haiku-ku!, un resumen de lo acontecido durante los pasados seis días enunciado con las restricciones formales de pocas sílabas y pocas líneas.
Qué triunfo raro:
Terminar un pendiente inmenso,
que tú mismo complicaste.
[Arriesgue el propio, que aquí siempre es bienvenido.]
Una nueva entrega de la columna, ¿Suerte?, una oferta de elementos que para los próximos seis días podrían estar acompañados de fortuna en los juegos de azar:
Los cuatro números de esta semana son: 2 - 19 - 28 - 44
La preposición de esta semana es: tras
El elemento químico de esta semana: Mercurio [Hg]
La tonalidad ascendente: Aureolina
La tonalidad descendente: Gris frio
Inauguramos una nueva sección: Hojalatería y pintura textual, un taller potencial y por correspondencia. Como ya se sabe nadamos en lenguaje y también todas y todos somos escritores hasta que se demuestre lo contrario. Y para que no se demuestre pronto, este taller.
El ejercicio de esta semana tiene que ver con el dolor y con la complejidad de la descripción:
Entrecierre los ojos.
Piense ahora en el catálogo de palabras para definir los dolores. Piense en esos términos y trate de probar si son adecuados. ¿Qué es un dolor sordo, por ejemplo? Desmenuce esa idea. ¿Le sirve a usted el adjetivo sordo, o agudo, por ejemplo, para describir algún dolor? Amplíe el catálogo. Concéntrese y seguramente irá percibiendo mejores calificativos. Si necesita ampliarlo en más de una palabra, por favor inténtelo.
Abra bien los ojos y escriba su lista.
Siga concentrada y ahora recuerde aquella vez que sintió un dolor particular.
Recuerde cómo era ese dolor. ¿Cómo lo caracterizaría? ¿Hay adjetivos apropiados? Vaya trazándole los contornos al dolor con distintos campos semánticos. Recurra a los calificativos que ha ido pensando a lo largo de este ejercicio. Siga ampliando la descripción.
Abra bien los ojos y escríbalo.
No tiene que ser ahora. Láncese a escribir cuando le apetezca. Envíe su texto via redes sociales o directamente a este boletín, que se recibe, se lee y si así lo desea, se comenta.
Si llegaron hasta acá, de favorcito, tiren sus opiniones sobre el boletín. ¿Así va bien? ¿Qué le hace falta? ¿Qué le sobra? De antemano, gracias.
Hojalatería y pintura textual
Un dolor, cualquier dolor
Niebla atrapada en la boca del estómago,
lo que hace el cuerpo cuando titirita,
la necesidad de súbitamente y por fin volver a respirar,
lago que decanta en lágrimas,
apagar la luz y no poder dormir.
Una ecuación del dolor:
(P) π = A + E
P; presencia
π; perdida
A; ausencia
E; evidencia
También me robé unos títulos de poemas de José Emilio Pacheco y los hice un collage (pensando los textos imágenes):
Presencia inmemorial, imagen. Contra la Kodak. Niebla. Gota de lluvia, homenaje. Los ojos de los peces.
La sorpresa en el encuentro con el dolor, los avatares de la enfermedad, esos momentos de soledad y desolación
Se pierde el norte pero también se establece una brújula para actuar en momentos de urgencia y de encuentros con eso que llamamos ‘mi cuerpo’ 🤯
Buenísimo el boletín, no falta, no sobra, Justo en la medida, gracias!!