TSH 03.07.24
Antes que nada, esto fue lo que sonó:
Nuestro entusiasmo alentaba a estos días que corren entre la multitud de la igualdad de los días. Nuestra debilidad cifraba en ellos nuestra última esperanza. Pensábamos y el tiempo que no tendría precio se nos iba pasando pobremente y estos son, pues, los años venideros. Todo lo íbamos a resolver ahora. Teníamos la vida por delante. Lo mejor era no precipitarse. —Enrique Lihn, “Destiempo”
El libro de esta semana fue Fortuna, de Hernán Díaz.
*
Dos personajes que podrían considerarse antagónicos, separados por una brecha ideológica, de convicciones y de realidades materiales, hacen unos pronunciamientos que resultan fundamentales para comprender el tono y las preocupaciones del libro. El primero es el padre inmigrante de la protagonista. En una discusión con su hija, ofrece lo siguiente:
La realidad es una ficción con presupuesto ilimitado. Nada más. ¿Y cómo se financia la realidad? Pues con otra ficción: el dinero. El dinero está en el centro de todo. Una ilusión que todos hemos acordado sostener. De forma unánime. Podemos discrepar en otros asuntos, como los credos o las afiliaciones políticas, pero todos estamos de acuerdo en la ficción del dinero.
Y el otro, el hombre de dinero, el magnate al interior de la novela, el que es a la vez el demonio articulador y el simple instrumento de fuerzas mayores y sorprendentes define así su rol y el de los potentados y podersos:
Mi trabajo consiste en tener razón. Siempre. Si alguna vez me equivoco, debo usar todos mis medios y recursos para torcer la realidad y alinearla con mi equivocación para que deje de ser una equivocación.
*
En el prólogo a la edición que hizo la UNAM de unos cuentos de Donald Barthelme, Luis Miguel Aguilar escribe esto en el prólogo. Está hablando de la noción de novedad y del collage y del arte contemporáneo en la obra del escritor tejano.
Cuando tenía quince años su padre le regaló el libro de Marcel Raymond De Baudelaire al surrealismo, prologado por el crítico de arte Harold Rosenberg. En el otoño de 1959 Barthelme dirigía la revista Forum, en Houston. Ahí publicó un texto de Rosenberg titulado “El público como tema.” Al hablar sobre Rauschenberg, Rosenberg le trajo a Barthelme un eco de su prólogo a Raymond: insistía en que lo auténticamente nuevo es una variación sobre la tradición, no una cosa concebida de la nada para hacer una novedad. Rosenberg concluía que lo “nuevo” extrae su vigor de haber encontrado “cómo hacer que ciertos materiales le respondan de maneras insospechadas a la civilización que los está produciendo”.
*
Esto escribe María Negroni sobre Emily Dickinson:
Vive en la misma casa de ladrillos rojos que vio prosperar a seis generaciones de ancestros, todos ellos calvinistas, es decir «virtuosos, inteligentes, trabajadores». Escribe un poema por día. Excluida del mundo del dinero y la política –al que sí accede su hermano Austin, un año mayor que ella y socio en el estudio jurídico del padre–, se concentra en su propia batalla.
Y en una carta, la propia Dickinson escribió esto:
La naturaleza es una Casa Embrujada –pero el Arte – una Casa que intenta ser embrujada.
*
Plutarco escribió cientos de vidas paralelas. La de César es una de las más famosas. Y entre las cosas que narra, cuenta ese famoso episodio en el que echa la suerte:
César se pasó el día a la vista de todos. Asistió a unos ejercicios de gladiadores; pero, antes del anochecer, tomó un baño y se vistió para la cena; entró en el comedor, pasó un breve rato con sus invitados y, cuando comenzó a anochecer, se levantó de la mesa, se despidió amablemente de todos y les dijo que le esperaran, como si fuera a volver; sin embargo, unos pocos de sus amigos estaban advertidos con antelación para reunirse con él, pero no todos en el mismo sitio, sino unos en un lado y otros en otro. Se subió en un carruaje de alquiler y se puso en marcha, primero por otro camino, pero luego giró hacia Ariminum. Cuando llegó al río que separa la Galia Cisalpina del resto de la Italia, que se llama Rubicón, comenzó a reflexionar, porque la proximidad del peligro le hacía sentir con más intensidad la grandeza de la empresa. Así, primero dejó de correr y luego detuvo el paso, mientras en silencio valoraba su decisión, tanto en uno como en otro sentido, y dando muchas vueltas a este asunto. Compartió sus dudas con los amigos que se hallaban presentes, entre los que estaba Asinio Polión, calculando con ellos los grandes males que provocaría para la humanidad el paso de aquel río y cuál sería la memoria que reservaba la posteridad sobre este hecho. Por fin, como en un movimiento irracional hacia lo futuro, y pronunciando aquella frase común en quienes afrontan empresas difíciles y audaces —«La suerte está echada»—, se lanzó a cruzar y continuó el resto del camino a la carrera.
*
Aquí hay una serie de fotografías que Ryan Weideman tomó mientras realizaba su trabajo como conductor de taxi en Nueva York.
También leímos un cuento de Carson McCullers. Se llama "El Jockey”, lo publicó en The New Yorker en 1941. Así comienza:
El jockey llegó a la puerta del comedor; después de un momento, entró y se puso a un lado, quieto, con la espalda apoyada contra la pared. El local estaba lleno; era ya el tercer día de la temporada y todos los hoteles de la ciudad estaban repletos. En el comedor, unos ramitos de rosas de agosto habían dejado caer pétalos sobre los manteles blancos y desde el bar cercano llegaba un sonido de voces cálidas y roncas. El jockey esperaba con la espalda pegada a la pared y observaba el comedor con ojos apretados, rugosos. Examinó la habitación y su mirada llegó hasta una mesa de la esquina de enfrente en la que estaban sentados tres hombres. Observando, el jockey levantó la barbilla y echó la cabeza hacia un lado; su cuerpo de enano se irguió rígido y apretó las manos con los dedos curvos hacia dentro como garfios de hierro. Así, en tensión, contra la pared del comedor, miraba y esperaba.
Aquí lo pueden leer completo en español.
Si gustan suscribirse a Convoy para que puedan escuchar Telegrafía Sin Hilos, y todos los demás podcasts que hay en la plataforma, es aquí.
Una nueva entrega del ÍndiceTSH, un homenaje-plagio del famoso índice de la revista Harper’s: datos duros para preguntas urgentes.
El 12% de ustedes dicen que cuando se trata de fechas de caducidad en alimentos en general son estrictxs: si se pasa un día de la fecha va para la basura.
El 38% de ustedes dicen que cuando se trata de fechas de caducidad en alimentos en general le dan 2 a 5 días de tolerancia después de la fecha.
El 3% de ustedes dicen que cuando se trata de fechas de caducidad en alimentos en general no les importa porque solo comen comida fresca.
El 48% de ustedes dicen que cuando se trata de fechas de caducidad en alimentos en general, todo depende del tipo de alimento en cuestión.
zona de obras - zona de obras - zona de obras - zona de obras - zona de obras - zona de obras - zona de obras - zona de obras - zona de obras - zona de obras - zona de obras - zona de obras - zona de obras - zona de obras - zona de obras - zona de obras - zona de obras - zona de obras - zona de obras - zona de obras - zona de obras - zona de obras - zona de obras - zona de obras -
Una nueva entrega del Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana. Se trata de un formato simplificado, de seis signos agrupados según cada dos meses calendario ahora, como servicio a la comunidad, aquí la frase que según los arcanos de este Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana, influirá o calificará lo que resta de su semana:
Para el mundo uso una máscara de blanda cortesía y cultura cosmopolitas; mis opiniones son de avanzada, estoy abierta a conocer todos los movimientos modernos.
¿Cuál es la postura productiva que nosotros, hijos de la era científica, queremos asumir, divertidamente, frente a la naturaleza y la sociedad?
Tal como las personas hacían frente a las catástrofes naturales en los tiempos antiguos, hoy se enfrentan a sus propios quehaceres.
El verbo ruso “aprender” asume el dativo, lo cual parece raro hasta que descubres que es de la misma raíz de “acostumbrarse”. Cuando aprendes te “acostumbras” a una cosa.
Los incrementos en la producción causan incrementos en la miseria, y la explotación de la naturaleza sólo genera ganancias para algunos pocos, que las obtienen por medio de la explotación de las personas.
Los de hace una generación no tenemos ningún derecho ni a imponer nuestros hábitos ni a imponer nuestra moral.
*
Para esta edición del Milenario e Infalible Zodiaco de la Desgana, se consultaron a dos arcanos: Jane Ellen Harrison y Bertolt Brecht
.