TSH 02.10.24
Antes que nada, esto fue lo que no sonó, pero habría sonado de haber habido programa.
En esta ocasión no fue una vacación, sino un compromiso: la presentación de un libro en una feria fuera de la ciudad. De nuevo mil disculpas por el hueco en la programación.
En la rama el expuesto cadáver se pudría, como un horrible fruto colgante junto al tallo, rindiendo testimonio de inverosímil fallo y con ritmo de péndola oscilando en la vía. La desnudez impúdica, la lengua que salía y alto mechón en forma de una cresta de gallo, dábanle aspecto bufo; y al pie de mi caballo un grupo de arrapiezos holgábase y reía. Y el fúnebre despojo, con la cabeza gacha, escandaloso y tumido en el verde patíbulo desparramaba hedores en brisa como racha. Mecido con solemnes compases de Turíbulo. y el sol iba en ascenso por un azul sin tacha, y el campo era figura de una canción de Tíbulo. —Salvador Díaz Mirón, “Ejemplo”
El libro que fui a presentar es uno en el que tuve el privilegio de poder contribuir a la labor editorial. Y aunque mi contribución fue mucho menor y limitada de lo que la etiqueta “editado por” sugiere, mi fascinación con los textos compilados y con las posibilidades que inauguran y dejan ahí para ser retomadas por quienes los lean. Se llama Un gesto del tiempo.
Aquí está la página en la que hay más información sobre el libro.