Primero que nada, esto fue lo que sonó.
…
¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel y estos hierros
en que está el alma metida!
Sólo esperar la salida
me causa un dolor tan fiero,
que muero porque no muero.
Acaba ya de dejarme,
vida, no me seas molesta;
porque muriendo, ¿qué resta,
sino vivir y gozarme?
No dejes de consolarme,
muerte que ansí te requiero
que muero porque no muero.
– Santa Teresa de Jesús, “Villancico” (fragmento)
El libro de esta semana fue Declaración de las canciones oscuras, de Luis Felipe Fabre. Narra un hecho histórico, el traslado clandestino de los restos de Fray Juan de la Cruz, antes Juan de Yépez Álvarez, del monasterio de Úbeda, al de Segovia. Pero no solo eso.
Si fuera solo eso estaríamos en el territorio de las novelas históricas. Y este libro no es eso. Es algo mucho más amplio, y mucho más ambicioso y más irreverente. El lenguaje es tan un personaje como lo es el cadáver del santo, o como el alguacil encargado de llevarlo de un sitio a otro. Un lenguaje descolocado, un lenguaje que es invención y reinvención. Un lenguaje al que se le “violenta organizadamente” como decía Jakobson de la literatura. El lenguaje está allá, en el siglo XVI y está acá, en el XXI. Y esa experiencia es fascinante.
Porque tampoco se trata simplemente de una transposición de términos, una pizca de idiolectos, o una mímica de formas. Es más que eso.
Y pienso en otras obras que hacen ese gesto de reinvención: la primera, claro, es Zama, de Di Benedetto, la segunda es El río de las congojas, de Libertad Demitropolus, la tercera es Rimbaud el hijo, de Pierre Michon, la cuarta es Las aventuras de la China Iron, de Gabriela Cabezón Cámara. ¿Se les ocurren algunas otras?
Y a fin de cuentas, violentar organizadamente al lenguaje es la aspiración del texto literario, o de ciertos textos literarios, lo que sea que literario signifique, y esos textos aspirantes pretenderán haber logrado la dosis de violencia y organización que represente sus aspiraciones.
Y, también a fin de cuentas, sabemos que no pasa así para todos los textos.
Es decir: toda obra busca su lenguaje; no toda obra halla el lenguaje que buscaba.
Por mi desorganización y nada más, la entrevista con Luis Felipe Fabre será el próximo programa, el 9 de febrero. Así que este libro, amplio, tendría un par de lecturas, por decirlo de alguna manera. Esta y la de la siguiente semana.
“Trata de como podrá un alma disponerse para llegar en breve a la divina unión. Da avisos y doctrina, así a los principiantes como a los aprovechados, muy provechosa para que sepan desembarazarse de todo lo temporal , y no embarazarse con lo espiritual…”
El título para la próxima semana, se pasa para la que sigue, porque habrá entrevista el 9 de febrero.
Para dentro de dos semanas entonces //16 de febrero//: Oldsmobile 1962, Ana Basualdo
Una nueva entrega de la columna Los libros no se rayan:
“Good writing is the cumulative result of all this repetitive choosing on the line level, those thousands of editing microdecisions” (George Saunders)
“Aquestos ungüentos artificios son de vejeces y triste lujo de fealdades sin alcanzar a remediarlas.” (Luis Felipe Fabre)
“No volvimos a cubrir más el espejo. Habíamos sido elegidos, y como tales, aceptamos sin rebeldía ni violencia, pero sí con la desesperanza de lo irremediable”. (Amparo Dávila)
“Redactaba como cabalista el único libro que puede escribir un editor: su catálogo” (Héctor Libertella)
Una nueva entrega de la columna de opinión semanal: “Por eso, pero ¿cómo?”, la serie de consejos no solicitados para problemas cotidianos.
Por eso, pero ¿cómo saber si se trata de un rapto místico?
Cierre los ojos.
¿Escucha el latido del corazón tan ordinario?
¿O más bien coplas rimadas que le indican que el único camino es la refrenamiento y la subyugación de la carne?
Abra los ojos
¿Qué es lo que ve? O, más bien, ¿puede ver?
¿Ha sido cegada por la claridad del entendimiento?
¿O se trata de un pasajero encandilamiento de los conos y bastones oculares?
En cualquier caso no se frote los ojos porque no trae las manos limpias.
Ensaye algún verso memorizado.
¿En qué idioma lo dijo? ¿Es un idioma conocido para usted o le cuesta trabajo reconocer el origen del dialecto?
Intente con algún software de traducción. Transcriba fonéticamente. Intente combinaciones ortográficas variadas.
Es muy probable, para este momento, que eso que pudo ser un rapto místico haya concluido. Así que, en el sentido más práctico, ya no importa si era o no.
Para la próxima, intente responder este cuestionario rápidamente. O, de ser posible, antes de que inicie el evento que puede o no ser un rapto místico.
Deje por favor un comentario como testimonio de que pasó por aquí. Gracias.
Tan bueno el programa, como el boletín!
Anoche durante el programa andaba un poco distraída porque me dolía la cabeza y garganta, y pues resultó que covid :S, pero estoy disfrutando un montón el boletín ahorita. ¡Me faltó la foto de las notas en el hashtag!